Mi afición al manga se consolidó cuando empecé a comprar los tomos de Naruto, escritos y dibujados por Masashi Kishimoto, hace ya bastantes años. Eran los primeros tomos que compraba de este género e iba siempre a por ellos con mucha ilusión, incluso recuerdo un día que compré bastantes de golpe después de ahorrar un poco y dejé la balda de la tienda dedicada a Naruto medio vacía. Por eso me está sentando tan mal la insoportable decadencia que esta sufriendo uno de los mangas más exitosos de los últimos años y que, irónicamente, sigue ganando más y más seguidores.
En realidad es algo que lleva ocurriendo desde hace muchos capítulos/años, pero siempre había albergado la esperanza de que fuese una mala racha y que en cualquier momento Naruto volvería a ser el manga que me convirtió en todo un amante de esta afición.
Ahora, con la historia prácticamente terminada y mis esperanzas pisoteadas, no puedo evitar hacer una mueca de desagrado cada vez que alguien menciona al chaval rubio y tontorrón que quería ser ninja.