Inuyasha, un cuento de hadas feudal, es uno de esos pocos mangas especiales que puedes leer en cualquier momento y en el orden que quieras una vez lo hayas terminado por primera vez. Durante 56 volúmenes y más de 550 capítulos se nos narra una historia con muy pocos altibajos teniendo en cuenta lo grande que es la obra y ofreciendo varios géneros diferentes de golpe.
Conocí Inuyasha gracias al anime que retransmitían cada mañana y enseguida quedé convencido de lo mucho que me gustaba el concepto a partir del cual se había creado y que implicaba un manga de calidad. Más de medio centenar de tomos después la obra superó todas mis expectativas.
Todo empieza con Kagome, una estudiante de quince años que un día es atraída por un pozo muy especial que la transporta hasta el pasado, en la época del Japón feudal donde los demonios y la magia eran una realidad. Allí conoce a Inuyasha, un chico nacido de la unión entre una humana y un poderoso demonio perro que la involucra sin quererlo en la batalla por la posesión de La Joya de las Cuatro Almas, un poderoso artefacto que dota de gran poder a todo aquel que la toca.
Por alguna razón desconocida, Kagome es capaz de sentir la Joya cuando está cerca, por lo que ella e Inuyasha emprenden un viaje en busca del artefacto y así evitar que caiga en malas manos.
El grupo formado en un principio por esta pareja va aumentando cuando conocen a varios personajes relacionados con la búsqueda de la Joya que quieren unir fuerzas para derrotar a Naraku, el más peligroso de los demonios que pugnan por su poder. Al estar esparcida por todo el país en forma de fragmentos, el grupo de Inuyasha debe enfrentarse a los esbirros de Naraku y otros seres afectados por su influencia y así evitar una catástrofe mayor.
El manga es toda una mezcla sensacional de los géneros de romance, acción, fantasía y comedia que además giran alrededor de una temática que adoro por sus infinitas posibilidades: los demonios.
Gracias a las antiquísimas leyendas japonesas sobre ese tema y a la imaginación de la autora podemos encontrar seres de cualquier diseño posible y con poderes variados que, para mi sorpresa, no llegan a ser excesivamente grotescos sino que encajan perfectamente en el ambiente de la obra.
Para luchar contra estos enemigos Inuyasha empuña la poderosa espada multipoder que mejora conforme derrota enemigos, la Colmillo Perforacero. Sus compañeros no se quedan atrás en cuanto a capacidades de combate, pero sin duda el más destacable es el monje budista Miroku y su vórtice maldito capaz de absorber prácticamente de todo, hasta el punto de que Naraku debe tomar medidas continuamente para intentar anularlo.
Pese al titulo del manga y a la importancia que se le da a la relación entre Inuyasha y Kagome (aunque también hay otra pareja en el grupo) no tiene nada que envidiar a otra obras principalmente de acción.
El humor está perfectamente implementado sobretodo en forma de comedia romántica, ya que hay un par de parejas en el grupo protagonista cuyas personalidades chocan bastante.
Esto no implica que la historia de Inuyasha sea todo alegría y risa, hay muchísima seriedad, muchos temas profundos a tratar e historias que llegan a emocionar. De nuevo el mejor ejemplo me parece Miroku, cuyo poderoso vórtice es una maldición que acabará por matarlo en cualquier momento y por ello está obsesionado con tener un hijo antes de que eso ocurra (lo que explica su lado cómico, el descaro con todas las mujeres que encuentra).
Es gracias al talento que tiene la autora de implementar todas estas cosas juntas que Inuyasha es una obra de tantísima calidad y que ha logrado durar muchos tomos sin bajar en ningún momento el ritmo. Sin querer arriesgarme al spoiler, hay que decir que incluso el final del manga es de una epicidad increíble como pocos títulos de esa duración (normalmente, cuanto más largo un manga más decepciona su final).
Es un manga que gusta por el cariño que se le puede coger y porque cualquiera de sus tomos puede entretener en cualquier momento. Pese a tener un argumento fijo apenas hay tomos especialmente relacionados (es decir, que haya que leer seguidos o pierden toda la gracia).
En mi opinión esto pone a Inuyasha, un cuento de hadas feudal entre los mejores mangas de la historia.
Conocí Inuyasha gracias al anime que retransmitían cada mañana y enseguida quedé convencido de lo mucho que me gustaba el concepto a partir del cual se había creado y que implicaba un manga de calidad. Más de medio centenar de tomos después la obra superó todas mis expectativas.
Todo empieza con Kagome, una estudiante de quince años que un día es atraída por un pozo muy especial que la transporta hasta el pasado, en la época del Japón feudal donde los demonios y la magia eran una realidad. Allí conoce a Inuyasha, un chico nacido de la unión entre una humana y un poderoso demonio perro que la involucra sin quererlo en la batalla por la posesión de La Joya de las Cuatro Almas, un poderoso artefacto que dota de gran poder a todo aquel que la toca.
Por alguna razón desconocida, Kagome es capaz de sentir la Joya cuando está cerca, por lo que ella e Inuyasha emprenden un viaje en busca del artefacto y así evitar que caiga en malas manos.
El grupo formado en un principio por esta pareja va aumentando cuando conocen a varios personajes relacionados con la búsqueda de la Joya que quieren unir fuerzas para derrotar a Naraku, el más peligroso de los demonios que pugnan por su poder. Al estar esparcida por todo el país en forma de fragmentos, el grupo de Inuyasha debe enfrentarse a los esbirros de Naraku y otros seres afectados por su influencia y así evitar una catástrofe mayor.
El manga es toda una mezcla sensacional de los géneros de romance, acción, fantasía y comedia que además giran alrededor de una temática que adoro por sus infinitas posibilidades: los demonios.
Gracias a las antiquísimas leyendas japonesas sobre ese tema y a la imaginación de la autora podemos encontrar seres de cualquier diseño posible y con poderes variados que, para mi sorpresa, no llegan a ser excesivamente grotescos sino que encajan perfectamente en el ambiente de la obra.
Para luchar contra estos enemigos Inuyasha empuña la poderosa espada multipoder que mejora conforme derrota enemigos, la Colmillo Perforacero. Sus compañeros no se quedan atrás en cuanto a capacidades de combate, pero sin duda el más destacable es el monje budista Miroku y su vórtice maldito capaz de absorber prácticamente de todo, hasta el punto de que Naraku debe tomar medidas continuamente para intentar anularlo.
Pese al titulo del manga y a la importancia que se le da a la relación entre Inuyasha y Kagome (aunque también hay otra pareja en el grupo) no tiene nada que envidiar a otra obras principalmente de acción.
El humor está perfectamente implementado sobretodo en forma de comedia romántica, ya que hay un par de parejas en el grupo protagonista cuyas personalidades chocan bastante.
Esto no implica que la historia de Inuyasha sea todo alegría y risa, hay muchísima seriedad, muchos temas profundos a tratar e historias que llegan a emocionar. De nuevo el mejor ejemplo me parece Miroku, cuyo poderoso vórtice es una maldición que acabará por matarlo en cualquier momento y por ello está obsesionado con tener un hijo antes de que eso ocurra (lo que explica su lado cómico, el descaro con todas las mujeres que encuentra).
Es gracias al talento que tiene la autora de implementar todas estas cosas juntas que Inuyasha es una obra de tantísima calidad y que ha logrado durar muchos tomos sin bajar en ningún momento el ritmo. Sin querer arriesgarme al spoiler, hay que decir que incluso el final del manga es de una epicidad increíble como pocos títulos de esa duración (normalmente, cuanto más largo un manga más decepciona su final).
Es un manga que gusta por el cariño que se le puede coger y porque cualquiera de sus tomos puede entretener en cualquier momento. Pese a tener un argumento fijo apenas hay tomos especialmente relacionados (es decir, que haya que leer seguidos o pierden toda la gracia).
En mi opinión esto pone a Inuyasha, un cuento de hadas feudal entre los mejores mangas de la historia.
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