Un buen videojuego de rol que se precie no cuenta con el personaje controlado por el jugador como único protagonista, se debe profundizar en el resto de personajes no jugables (NPCs para los jugones) e incluso en los antagonistas para que la historia gane en calidad y sea más atractiva.
En Dark Souls II hay unos personajes que literalmente acaparan todo el protagonismo del juego y en los que recae una parte importante del argumento, más incluso que en nuestro propio héroe. Estos son los Jefes o Bosses, que han sido siempre muy originales y cuidados a lo largo de toda la saga Souls y cuya derrota nos proporciona una poderosa alma en la que está grabada parte de su historia personal.
De entre los 31 Jefes (34 si contamos la última expansión) que se interponen en nuestro camino para alcanzar el final de Dark Souls II hay cinco en concreto que me gustan especialmente por su diseño, su trasfondo o directamente por la forma en que llevamos a cabo la pelea contra ellos.
Cada vez que llega la hora de atravesar la niebla que conduce a estos cinco titanes siempre puedo estar seguro de que disfrutaré como la primera vez.
5- Centinelas en Ruinas
Durante mi primera partida en Dark Souls II ya iba bastante aterrorizado cuando llegué a La Fortaleza Perdida, pero encontrarme con estos tres guerreros de bronce entorpeciendo mi avance por la zona me dejó atascado y frustrado durante días. Una vez derrotados descubrí que podía darse un rodeo para evitarlos, pero aun así siempre me aseguro de enfrentarlos cuando paso por el escenario.
Alessia, Ricce y Yahim son tres caballeros incorpóreos cuya esencia está encerrada en unas grandes y poderosas armaduras de bronce cuyo tamaño no influye en absoluto con su velocidad.
Al comienzo del combate sólo uno intentará acabar con nosotros, siempre y cuando nos mantengamos en la pequeña plataforma de inicio, ya que en cuanto bajemos de esa plataforma o derrotemos al primer Centinela los otros dos se abalanzarán sobre nosotros. Con los amplios movimientos de sus martillos y una guardia firme los Centinelas en Ruinas son sin duda el Boss más difícil para un jugador novato.
Si no queremos pedir ayuda a otros jugadores (pues hacerlo siempre aumenta la fuerza de los Bosses) podemos recurrir al NPC Peregrina Bellclaire, cuyos hechizos pueden marcar una gran diferencia.
4-Viejo Matadragones
Lo mejor de este Jefe opcional de la Torre de la Llama de Heide es que es una de las más claras confirmaciones de la relación existente entre las dos entregas de Dark Souls.
Durante la primera parte hubo un par de Jefes tan difíciles que aun a día de hoy los recordamos con cariño: Matadragones Orstein y Ejecutor Smough. Cuando matábamos a uno, el otro absorbía sus poderes e impedía que el duelo fuese más fácil que luchar con ambos.
El Viejo Matadragones de Dark Souls II es una versión corrompida o resucitada (ninguna teoría se ha visto confirmada aún) de Orstein tras absorber la fuerza y velocidad de Smough: Se mueve igual, usa los mismos ataques con magia parecida (oscuridad en vez de rayo, de ahí las teorías principales) y al morir nos obsequiará con el Anillo del León, exactamente el mismo objeto que dejaba caer Orstein.
Este antiguo líder de caballeros y su lanza imbuida de magia son lo único que se interpone entre nosotros y el Juramento de los Centinelas Azules, un pacto que nos permite entrar en la partida de jugadores que han actuado con crueldad y ajusticiarlos.
Aunque no es ni por asomo el Boss más fuerte, el combate en solitario es un reto considerable. El único personaje al que podemos pedir ayuda es Glencour, un poderoso guerrero que se encuentra....en la otra punta del escenario.
3-El Caballero del Espejo
En Demon's Souls, el primer juego real de la saga, había un Jefe llamado Viejo Monje que no se enfrentaba a nosotros en persona, sino que invocaba a otro jugador que pasara por allí y lo ponía en nuestra contra. Algunos (entre los que me incluyo) se preparaban precisamente para ser invocados por ese Jefe y disfrutar machacando a algún pobre incauto.
El Caballero del Espejo es una versión del Viejo Monje mejorada al extremo. Incluso invocando a otro jugador (o personaje genérico si no hay nadie cerca) este caballero no dejará que nadie le arrebate la oportunidad de matarnos en persona.
Su papel antes de la caída del Reino era poner a prueba a los guerreros que deseaban acceder al Rey Vendrick. Protegido de pies a cabeza por una impenetrable armadura y un gran escudo capaz de desviar cualquier hechizo y traer héroes de otros mundos, El Caballero del Espejo es un rival ante el que no sirve más estrategia que la de golpear lo más fuerte posible y esquivar con precisión los barridos de su espada eléctrica.
Llevar ayuda en este combate lo puede hacer mucho más fácil, ya sea llevándote al NPC Benhart o a cualquiera de los muchos jugadores que ansían probar su valía.
2-El Perseguidor
El Perseguidor es un misterioso guerrero que no descansará hasta haber matado al protagonista de Dark Souls II. El nombre le viene perfecto, ya que nos asaltará hasta tres veces en tres lugares diferentes (a partir de la segunda partida se añade un cuarto encuentro) aunque siempre tendremos la opción de evitar el combate.
Una de sus particularidades es que su levitación hace que no toque nunca el suelo y que pueda "proyectarse" a toda velocidad contra nosotros para machacarnos con su Ultra Espadón, un arma que podremos forjar a partir de su alma y que está entre mis preferidas.
Sus ataques no son especialmente amplios, pero siempre se mantendrá pegado a nosotros e incluso intentará atravesarnos directamente con la espada en su movimiento más peligroso.
A partir de la segunda vuelta al juego dos Perseguidores nos estarán esperando en el antiguo trono del Castillo de Drangleic para comprobar si somos merecedores de un potente anillo que aumentara en gran medida todo el daño físico que hagamos.
1-Velstadt, el Escudo Real
Velstadt es el Jefe que nos permite acceder a la recta final del juego y no lo he incluido por su aspecto o su historia (que no deja de ser muy buena), lo he incluido porque después de pasarme el juego tantas veces y mejorar en todos los sentidos, el Escudo Real aún me causa terror cuando llega la hora de enfrentarnos.
Golpea tan fuerte con su gran campana sagrada que un par de golpes pueden acabar con cualquier tipo de personaje y es asombrosamente resistente, seguramente el más resistente de los Jefes obligatorios. Para empeorar la situación, cuando su salud baje demasiado empezará a lanzar magias oscuras y mejorar sus características y resistencias.
Velstadt siempre ha estado junto al Rey Vendrick para protegerlo de cualquier mal. Incluso cuando Vendrick se exilió a la Cripta de los No Muertos su fiel Escudo se adentró en la oscuridad para mantener su seguridad. El paso del tiempo y la oscuridad reinante en las lúgubres criptas hicieron mella en el solitario Velstadt y lo transformaron en un no muerto cuya corrompida mente recordaba una única cosa, proteger al Rey.
Para luchar contra este auténtico titán nuestro héroe puede pedir ayuda a Agdayne, el Guardian de la Cripta, un NPC más que adecuado para luchar contra el único no muerto que escapa a su control.
Tio bueno ;$
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