Muchos de los lectores habituales, especialmente del género de fantasía, somos capaces de recrear en nuestra mente todo aquello que leemos con un detalle tal que resulta mucho más real que estar viendo una película.
En algunos casos esta "recreación" se va sucediendo poco a poco, ya sea porque la historia no nos engancha en un principio o simplemente porque el propio escritor no aporta los detalles suficientes y tenemos que ir añadiendo algunos de nuestra propia invención. En otros un par de páginas son suficientes para que dejemos de ver las palabras que estamos leyendo y veamos todo lo que ocurre en primera persona, estando presentes en cada escena.
Son libros como los del Universo Warhammer, de los que he escrito bastante por aquí, aquellos con los que mi mente realiza las recreaciones más perfectas, ya sea por su exquisita narrativa o por ser yo un rolero y lector de los de toda la vida.
Uno de los primeros que leí y que estoy repitiendo recientemente es el libro que recopila las tres partes de Las Guerras de los Vampiros, una serie de novelas basadas en el Clan Von Carstein, los Condes Vampiro más famosos.
Fuerza sobrehumana, reflejos animales y la capacidad de resucitar a los muertos son las típicas características que comparten todos los vampiros de los mundos de fantasía y que les convierte en individuos extremadamente peligrosos. Lo normal es verles usar estos poderes para su propio beneficio personal o simplemente para aprovecharse de los débiles, pero el Clan Von Carstein decidió ir mucho más lejos y comenzar una campaña de dominio que cambiaría para siempre la forma de pensar de los habitantes de los reinos humanos.
Todo comienza en Herencia, cuando el misterioso Vlad Von Carstein se convierte en el conde más importante de la provincia de Sylvania gracias a sus dotes políticas y su capacidad para la crueldad únicamente con quienes se le oponen. Junto a su amada Isabella, el primer Conde Vampiro se muestra finalmente al mundo y emprende una campaña contra el Imperio basada en el terror más absoluto.
Gracias a su poder para resucitar a los muertos y a la fuerza de sus hijos vampiros, Vlad mantuvo durante cuarenta años una guerra de la que la mayor nación humana nunca llegaría a recuperarse.
Konrad, el más demente hijo de Vlad, lo reemplaza en Dominio con la intención de cumplir el sueño de su padre en la oscuridad. Compensando su falta de inteligencia y poder con una mezcla de locura y crueldad Konrad impide que la maldad de los vampiros caiga en el olvido y comienza una nueva guerra contra la humanidad con la esperanza de consolidar su poder como el líder absoluto de su raza.
Mientras todo esto sucede un vampiro caído en el olvido recorre el mundo adquiriendo todos los conocimientos posibles para llevar a cabo su Venganza.
Sin embargo, los protagonistas principales de esta saga no son estos tres poderosos monstruos sino las personas que se ven afectadas de una u otra forma por sus acciones (no siempre de forma perjudicial).
El joven y amargado Jon Skellan (mi preferido, ya que aborda temas del bien y el mal por igual), el noble guerrero Jerek o Kallad Custodio del Asalto, el último superviviente de su clan, son probablemente los más relevantes y representan las diferentes emociones humanas desde un mismo punto de vista: la desesperación.
Con un poco de imaginación, esta narración de monstruos y muertos vivientes puede convertirse perfectamente en una gran historia de fantasía y terror.
No esperéis a los típicos vampiros melancólicos y enamoradizos (aunque Vlad tiene estas dos características en su sentido más clásico) y zombies inútiles que la cultura del cine y la literatura utiliza últimamente para manchar a los grandes seres de la fantasía clásica. Los vampiros son conscientes de su carencia de sentimientos, los muertos resucitados se cuentan por cientos de miles e incluso muchos humanos prefieren enfrentarse a los suyos (nigromantes, devoradores de cadáveres..).
Para cualquiera que mantenga el gusto por el mito vampírico de verdad, del que se abstiene de adolescentes imberbes con fijación por las frases estúpidas, Las Guerras de los Vampiros es una lectura recomendable.
Para el que disfrute con las novelas del Universo Warhammer es una lectura indiscutiblemente obligatoria.
Todo comienza en Herencia, cuando el misterioso Vlad Von Carstein se convierte en el conde más importante de la provincia de Sylvania gracias a sus dotes políticas y su capacidad para la crueldad únicamente con quienes se le oponen. Junto a su amada Isabella, el primer Conde Vampiro se muestra finalmente al mundo y emprende una campaña contra el Imperio basada en el terror más absoluto.
Gracias a su poder para resucitar a los muertos y a la fuerza de sus hijos vampiros, Vlad mantuvo durante cuarenta años una guerra de la que la mayor nación humana nunca llegaría a recuperarse.
Konrad, el más demente hijo de Vlad, lo reemplaza en Dominio con la intención de cumplir el sueño de su padre en la oscuridad. Compensando su falta de inteligencia y poder con una mezcla de locura y crueldad Konrad impide que la maldad de los vampiros caiga en el olvido y comienza una nueva guerra contra la humanidad con la esperanza de consolidar su poder como el líder absoluto de su raza.
Mientras todo esto sucede un vampiro caído en el olvido recorre el mundo adquiriendo todos los conocimientos posibles para llevar a cabo su Venganza.
Sin embargo, los protagonistas principales de esta saga no son estos tres poderosos monstruos sino las personas que se ven afectadas de una u otra forma por sus acciones (no siempre de forma perjudicial).
El joven y amargado Jon Skellan (mi preferido, ya que aborda temas del bien y el mal por igual), el noble guerrero Jerek o Kallad Custodio del Asalto, el último superviviente de su clan, son probablemente los más relevantes y representan las diferentes emociones humanas desde un mismo punto de vista: la desesperación.
Con un poco de imaginación, esta narración de monstruos y muertos vivientes puede convertirse perfectamente en una gran historia de fantasía y terror.
No esperéis a los típicos vampiros melancólicos y enamoradizos (aunque Vlad tiene estas dos características en su sentido más clásico) y zombies inútiles que la cultura del cine y la literatura utiliza últimamente para manchar a los grandes seres de la fantasía clásica. Los vampiros son conscientes de su carencia de sentimientos, los muertos resucitados se cuentan por cientos de miles e incluso muchos humanos prefieren enfrentarse a los suyos (nigromantes, devoradores de cadáveres..).
Para cualquiera que mantenga el gusto por el mito vampírico de verdad, del que se abstiene de adolescentes imberbes con fijación por las frases estúpidas, Las Guerras de los Vampiros es una lectura recomendable.
Para el que disfrute con las novelas del Universo Warhammer es una lectura indiscutiblemente obligatoria.
pff. empezé a leer el primer libro y ya en el prólogo el autor me desvela todo el argumento, me habla de los protagonistas y me dice que acabarán victoriosos, me desvela toda la trama. además, cualquier libro serio sobre un tema debe tener ese tema como protaonistas, si es un libro sobre orkos, los protagonistas o al menos en un 50% deben ser orkos, lo mismo debe ser aplicable al caos, elfos, enanos y por lo tanto vampiros.
ResponderEliminarno he leído más asi que me abstengo de opinar más pero por lo que voy leyendo se explota poco el universo vampírico de warhammer, sus criaturas, sus conflictos con otras razas, tendré que leer más en fin