La violencia es el mejor de los reclamos en cualquier medio de entretenimiento, por encima incluso del sexo (en serio), pero se suele demandar mucho más la violencia gratuita que aquella con un sentido concreto, aquella que es necesaria y está justificada para la evolución argumental. A muy pocos usuarios les importa si esos dos tíos duros y grandotes tienen razones para partirse la cara, solo quieren ver sangre sin tener que forzar esas neuronas tan valoradas que acaban sufriendo el mismo destino que el par de botellas de buen vino que guardas para la ocasión perfecta, es decir, o no tienes oportunidad de usarlas o te olvidas por completo de que las guardabas.
Es una suerte y una maldición formar parte de ese grupo de personas que gustan de la violencia justificada y con una finalidad (cuidadito con las interpretaciones tontas a esta frase, no nos vayamos por temas que no pintan nada aquí), y ha resultado ser el manga el medio que considero mejor a la hora de aplicarla.
Muchos pueden negármelo usando argumentos del tipo "en el manga siempre hay una lucha de buenos contra malos, no puede haber nada más simple", pero hay algo que no solemos tener en cuenta (siendo sincero, yo no me había percatado hasta el momento de ponerme a escribir esto) y ese algo es la superioridad del dibujo sobre cualquier otro medio a la hora de mostrar (que no generar) sentimientos.
En cine o televisión vemos a actores interpretando, lo cual nunca dejará de ser artificial por muy bueno que sea el actor, y en los libros acabamos por formarnos una imagen personal que se ve fuertemente influenciada precisamente por esas películas y series que nos meten representaciones falsas de los sentimientos en la cabeza. En el manga vemos personajes artificiales, imposibles, pero que no están interpretando nada ni fingiendo ser algo que no son. En una película sabes que el protagonista está enfadado porque frunce el ceño de manera exagerada y tuerce la boca, en un manga lo sabes gracias a expresiones mucho más sutiles (siempre que el dibujante sea bueno, no nos flipemos) y eso hace que hasta el más simple y obligatorio de los malos pueda expresarse con naturalidad y dar (no siempre de manera directa) razones para darle una tunda a alguien. Razones que pueden ser válidas o no para la forma de pensar de cada uno, pero que no dejan de ser lo que son en el más estricto sentido de la palabra.
En cuanto al asunto de la evolución argumental, es un tema que se explica por sí solo más adelante, en una pequeña recopilación de mis batallas preferidas en el manga.
Es una suerte y una maldición formar parte de ese grupo de personas que gustan de la violencia justificada y con una finalidad (cuidadito con las interpretaciones tontas a esta frase, no nos vayamos por temas que no pintan nada aquí), y ha resultado ser el manga el medio que considero mejor a la hora de aplicarla.
Muchos pueden negármelo usando argumentos del tipo "en el manga siempre hay una lucha de buenos contra malos, no puede haber nada más simple", pero hay algo que no solemos tener en cuenta (siendo sincero, yo no me había percatado hasta el momento de ponerme a escribir esto) y ese algo es la superioridad del dibujo sobre cualquier otro medio a la hora de mostrar (que no generar) sentimientos.
En cine o televisión vemos a actores interpretando, lo cual nunca dejará de ser artificial por muy bueno que sea el actor, y en los libros acabamos por formarnos una imagen personal que se ve fuertemente influenciada precisamente por esas películas y series que nos meten representaciones falsas de los sentimientos en la cabeza. En el manga vemos personajes artificiales, imposibles, pero que no están interpretando nada ni fingiendo ser algo que no son. En una película sabes que el protagonista está enfadado porque frunce el ceño de manera exagerada y tuerce la boca, en un manga lo sabes gracias a expresiones mucho más sutiles (siempre que el dibujante sea bueno, no nos flipemos) y eso hace que hasta el más simple y obligatorio de los malos pueda expresarse con naturalidad y dar (no siempre de manera directa) razones para darle una tunda a alguien. Razones que pueden ser válidas o no para la forma de pensar de cada uno, pero que no dejan de ser lo que son en el más estricto sentido de la palabra.
En cuanto al asunto de la evolución argumental, es un tema que se explica por sí solo más adelante, en una pequeña recopilación de mis batallas preferidas en el manga.
"A continuación hay múltiples y muy importantes spoilers acerca de los mangas tratados, pues se hablan de situaciones clave para el desarrollo de su historia"
5- Black☆Star vs Mifune (Soul Eater)
Soul Eater no es precisamente el mejor ejemplo a seguir en todo ese rollo que he explicado sobre justificar las batallas. Los protagonistas no tienen unas razones de peso ni una implicación personal en la mayoría de las peleas del manga, algo que anula casi por completo esa espera ansiosa a la siguiente confrontación que normalmente sufrimos los lectores de este tipo de historias.
La única pelea realmente importante, bien desarrollada y con una gran influencia en uno de los protagonistas es el último duelo que libran Black☆Star y el samurái Mifune.
Soul Eater empieza presentándonos a los tres protagonistas enfrentándolos a ciertos enemigos que les complementan para mostrar rápidamente sus capacidades y personalidades y llamar la atención del lector, pero mientras que Maka y Kid masacran a un par de enemigos simples, Black☆Star apenas logra derrotar a su primer enemigo, un guardaespaldas llamado Mifune.
Black☆Star es un chaval con el complejo de superioridad más extremista que puede tenerse, se considera capaz de cualquier cosa y no duda en gritarlo a los cuatro vientos con tanta naturalidad que los demás incluso llegan a pensar que puede no ser una exageración. Mifune es un antiguo asesino con un extraño y especial amor por los niños reconvertido en el guardaespaldas de una brujita llamada Angela, un antiguo objetivo al que debía secuestrar hasta que supo que era una niña.
Aunque ambos luchan un par de ocasiones, no es hasta que los malos obligan a Mifune a luchar con todas sus fuerzas (usando a Angela de chantaje) que se puede apreciar el simbolismo que alberga esta rivalidad.
Black☆Star regresa de un duro entrenamiento para desarrollar al máximo el poder de su espada (que tiene personalidad propia, pero es bastante secundaria) y se encuentra a Mifune propinándole una paliza a los suyos. Sin apenas ceremonias, ambos guerreros comienzan el mejor combate de todo el manga, en el que llevan al máximo sus capacidades físicas. Aunque recurren a sus habilidades sobrenaturales al principio del duelo, en general es una lucha puramente física, un auténtico choque de espadas (Black☆Star va cambiando la forma de su arma, pero finalmente se decide por la clásica katana) que culmina con ambos contendientes renunciando a esquivar o realizar florituras y limitándose a encajar y pegar cortes con la esperanza de ser el más resistente.
Con la determinación de convertirse en un auténtico Dios de la Guerra, Black☆Star prevalece sobre su gran rival y aprende una importante lección sobre la determinación, la voluntad y las razones que llevan a alguien a arriesgar su propia vida. Este desenlace incluso tiene un punto emotivo, ya que antes de morir Mifune pide que le acerquen lo máximo posible a Angela y en su último aliento se desvanece en lo que parecen ser pétalos de flor de cerezo.
Es una pena que Soul Eater perdiese, por alguna razón, la capacidad de mostrarnos batallas tan increíbles y emocionantes. Tras muchos duelos mediocres entre los protagonistas y varios malos, aún miro a Black☆Star y sus numerosas cicatrices hechas por la espada de Mifune y me pregunto ¿Por qué no siguieron con esa ambientación para las batallas finales?.
4- Rock Lee vs Gaara (Naruto)
3- Ichigo vs Grimmjow (Bleach)
Mi tomo preferido de Bleach será siempre el número 32, un tomo que está dedicado de principio a fin a la apasionante batalla entre el protagonista del manga y uno de mis personajes preferidos de todo el medio.
Ichigo conoce a Grimmjow cuando el malote de pelo azul invade el mundo humano en compañía de varios subalternos con la intención de asesinar a cualquier persona con un mínimo de poder espiritual, lo que incluye a prácticamente la totalidad del círculo de amigos y familiares de Ichigo. En su primer encuentro, Grimmjow demuestra bastante superioridad ante el resto de personajes de la serie, aunque antes de volver a su mundo se lleva una buena cicatriz en el pecho cortesía de Ichigo. En su segundo choque la cosa está más igualada, el prota de Bleach ha obtenido un nuevo poder y a su enemigo le falta un brazo fruto del castigo por incumplir las órdenes de sus superiores.
Dos breves intercambios de golpes que quedan sin conclusión, pero en los que queda claro que Grimmjow es, sin ser siquiera el principal antagonista de la saga que se desarrolla en ese momento, la más absoluta contraparte de Ichigo.
Bleach es un manga en los que no hay muchas rivalidades en ese sentido de "tengo que vencerle porque quiero, no porque debo" (incluso el propio Ichigo usa la formulación inversa de esa frase contra uno de sus principales enemigos), pero entre estos dos se crea ese tipo de rivalidad en el momento en que se miran a los ojos. Ichigo quiere derrotar a Grimmjow por el daño que le ha causado a él y a sus amigos y para entender por qué es tan salvaje. Grimmjow quiere acabar con el chavalín de pelo naranja porque, directamente, se ha dado cuenta de que representa una especie de alter ego de su persona y es algo que le altera.
El tercer y último enfrentamiento entre estos dos grandes personajes tiene muchas consecuencias para ambos. En el caso de Ichigo, aprende a dominar casi por completo su nuevo poder (colocarse una mascara que aumenta muchísimo sus capacidades para el combate) subiendo así de nivel, por decirlo de alguna manera. En cuanto al supuesto malo, se pudo apreciar como daba las clásicas pistas que se dan en los mangas juveniles para representar a los personajes malos que, poco a poco, empiezan a cambiar de bando (aún espero su regreso en el arco final de la serie).
Mientras se acaba la pelea incluso nos cuentan el pasado de Grimmjow e intentan hacernos entender su forma de ser tan salvaje y destructiva. La frase "A cualquiera que se atreva a mirarme con aires de superioridad le hago pedazos sin excepciones" podría haberse malinterpretado sin ese flashback que, aparte de ayudarnos a entenderlo, también hace que veamos con otros ojos a todos los malos de esa saga.
Un tomo enterito, sin interrupciones ni apariciones de más personajes que ellos dos y un par de espectadores, en el que se narra el duelo completo en el que se resuelve por fin la rivalidad ente estos dos luchadores. El Shinigami Sustituto Ichigo y el Sexto Espada Grimmjow, dos seres cuyo destino era claramente enfrentarse en una pelea tan salvaje que sacudiría el mismo cielo.
2- Los Dos Hittokiris (Rurouni Kenshin)
Para alejarse de la violencia que él mismo había provocado y limpiar sus manos de la sangre de innumerables victimas, Kenshin Himura renunció a su ocupación de Hittokiri (hábil asesino que trabajaba en nombre del gobierno). Lo que no sabía es que su sustituto se convertiría en un ser mucho más sanguinario de lo que él sería nunca, y que diez años después iniciaría una revolución para hacerse con el dominio del país.
Makoto Shishio era una asesino tan eficiente y peligroso que los suyos decidieron eliminarlo una vez dejase de serles útil. Pese a sufrir un ataque a traición y ser quemado vivo, el segundo Hittokiri sobrevivió y comenzó a tramar un plan que estuvo a punto de sacudir los cimientos de una nación.
El enfrentamiento entre ambos era clave en el plan de Shishio de demostrar su superioridad ante el mundo, siendo un firme defensor de la creencia de que "el débil muere mientras que el fuerte sobrevive". Si mataba al legendario asesino que le precedió sin duda sería considerado el más fuerte de todos.
La gracia de todo esto radica en que al final es el "débil" el que sobrevive y el "fuerte" el que muere.
La primera sorpresa que se lleva Shishio, este antagonista tan carismático pese a tener un diseño tan simple, es ver que tanto su gran rival como sus amigos son muchísimo más fuertes y tienen una mayor determinación de lo que esperaba. Esto se debe sobretodo al fiel compañero y amigo de Kenshin y segundo de a bordo en las peleas del manga, el vándalo Sanosuke, que logra frustrar de golpe y porrazo un plan para conquistar Kioto que había tardado años en prepararse.
Harto ya de su predecesor, Shishio desafía a un combate a Kenshin y varios de sus compañeros, aprovechando el momento para lanzar su ejército contra los que se quedan atrás y son más vulnerables.
El manga de Rurouni Kenshin tendría otro arco argumental y pasarían muchas otras cosas, pero los propios personajes de la historia recordarían a Makoto Shishio como el peor y más poderoso enemigo de Kenshin.
Agotado y herido, el espadachín que juró no volver a matar y el hombre que se prometió ser el más fuerte llevan a cabo un duelo indescriptible. Muy probablemente el mejor choque de espadas que he visto nunca en manga, televisión o cine. Al principio todos llegamos a pensar que era un combate injusto, ya que Kenshin llegaba cansado y herido debido a anteriores combates.
Pero entonces el prota empieza a sufrir heridas graves y sus amigos acuden en su ayuda...para ser humillados por Shishio. El peor enemigo de Kenshin rompe a carcajadas mientras todos los personajes que nos habían parecido tan fuertes hasta ese momento caen al suelo impotentes. No era una pelea injusta, era una pelea desesperada.
Este duelo nunca llego a terminar, nunca se supo quién era el autentico samurai y asesino imparable. En el último momento Kenshin recuerda a las personas que quiere y vuelve a levantarse aunque su cuerpo esté destrozado, dispuesto a luchar hasta el final más literal. Pero Shishio había cometido un error al llevar al límite su cuerpo quemado y sufre una combustión espontánea. Rodeado de llamas, el peor de los hombres continua riendo al saber que ninguno de los dos podrá demostrar nunca quién era capaz de defender mejor sus ideales.
En este caso, ganar no implica ser más fuerte. Y no hay mayor tortura para el ganador que saberlo.
1- La Batalla de Marineford (One Piece)
Hace falta mucho valor para hacer lo que hizo Eiichiro Oda, autor de One Piece, con su gran obra una vez llegado al arco argumental de Marineford. Y hace falta mucho, muchísimo talento para que semejante acto no acabase siendo un autentico fracaso y una avalancha de fans enfurecidos llenasen internet indignados. Y no se me ocurre ningún término que explique como Marineford se convirtió en una de las mejores sagas y batallas del manga juvenil.
Tenía pensado poner la pelea entre Shishio y Kenshin en el número 1, debido al amor que siento por ese manga y a las implicaciones y ambientación tan bien representadas que pueden verse en semejante enfrentamiento, pero me di cuenta de que Marineford no podía estar en el número 2.
El hecho de que todo lo bueno de un manga sea representado de una forma tan amplia y tan trabajada se merece sin duda estar en lo más alto.
La situación argumental que lleva a esta batalla es bastante compleja, ya que arrastra la trama de otras dos o tres sagas anteriores pero las relaciona todas. Simplificando mucho, un par de arcos argumentales atrás el grupo de personajes principales (la tripulación pirata de los Sombrero de Paja) fue superado y humillado, y todos sus miembros fueron separados en contra de su voluntad. El protagonista por excelencia, Luffy, descubre que su hermano (un personaje secundario con poca participación pero muy querido) ha sido capturado por la Marina y va a ser ejecutado en un evento público.
Desafiando todas las leyes posibles, Luffy se infiltra en la gran prisión de Impel Down (otro arco argumental soberbio) para rescatar a su hermano Ace antes de la hora de la ejecución, pero llega tarde y, tras provocar un motín que pone patas arriba toda la prisión, parte al lugar de la ejecución acompañado de varios presos.
Visto así ya parece bastante interesante, pero esto no es más que la punta del iceberg.
Los presos que acompañan a Luffy son los antagonistas principales de las anteriores tramas de la serie así como varios personajes de gran importancia (como uno de los principales revolucionarios del mundo). El hombre que va a ser ejecutado, Ace, es el hijo biológico del primer y único Rey de los Piratas y uno de los principales capitanes de la gran flota de Barbablanca, el pirata más poderoso del mundo. Sabiendo esto, la Marina decide reunir a todos su ejercito y sus mejores hombres en el lugar de la ejecución, la Fortaleza de la Justicia y Cuartel General de la Marina, Marineford.
Por un lado tenemos al protagonista y todos los enemigos a los que se ha enfrentado colaborando juntos, por otro a la mayor banda pirata del mundo liderada por unos tipos de poder descomunal y por último a los titanes de la Marina, al servicio del Gobierno Mundial. Todos ellos reunidos para tambalear los cimientos sobre los que existe el mundo de One Piece. Le sumamos a la ecuación la gran calidad y variedad de diseños de personajes y el carisma que siempre plasma Oda en sus obras y tenemos algo de proporciones épicas.
Varios tomos de peleas sin interrupción, mostrando personajes nuevos y viejos con apariencias y poderes variados, con presentaciones para la posteridad. Unas consecuencias para el argumento general de la serie que se van a seguir arrastrando hasta el final y que dieron paso a grandes cambios en una serie que ya llevaba 60 tomos. Y un desenlace......un desenlace tan emotivo y tan bien hecho que por muchas veces que vea seguirá tocándome la fibra sensible.
Marineford fue una lección para el manga, para el dibujo, para todo medio que se base en las cargas y consecuencias de hacer estallar un argumento complejo y fusionar la excentricidad y la seriedad.
Ningún golpe era una tontería, ningún personaje estaba ahí para rellenar, podías llorar, reír y enfadarte, todo eso mientras disfrutabas de unos dibujos excelentes y unos guiones muy buenos para los estándares del manga.
Fue insuperable, indescriptible. Fue La Batalla de Marineford.
Soul Eater no es precisamente el mejor ejemplo a seguir en todo ese rollo que he explicado sobre justificar las batallas. Los protagonistas no tienen unas razones de peso ni una implicación personal en la mayoría de las peleas del manga, algo que anula casi por completo esa espera ansiosa a la siguiente confrontación que normalmente sufrimos los lectores de este tipo de historias.
La única pelea realmente importante, bien desarrollada y con una gran influencia en uno de los protagonistas es el último duelo que libran Black☆Star y el samurái Mifune.
Soul Eater empieza presentándonos a los tres protagonistas enfrentándolos a ciertos enemigos que les complementan para mostrar rápidamente sus capacidades y personalidades y llamar la atención del lector, pero mientras que Maka y Kid masacran a un par de enemigos simples, Black☆Star apenas logra derrotar a su primer enemigo, un guardaespaldas llamado Mifune.
Black☆Star es un chaval con el complejo de superioridad más extremista que puede tenerse, se considera capaz de cualquier cosa y no duda en gritarlo a los cuatro vientos con tanta naturalidad que los demás incluso llegan a pensar que puede no ser una exageración. Mifune es un antiguo asesino con un extraño y especial amor por los niños reconvertido en el guardaespaldas de una brujita llamada Angela, un antiguo objetivo al que debía secuestrar hasta que supo que era una niña.
Aunque ambos luchan un par de ocasiones, no es hasta que los malos obligan a Mifune a luchar con todas sus fuerzas (usando a Angela de chantaje) que se puede apreciar el simbolismo que alberga esta rivalidad.
Black☆Star regresa de un duro entrenamiento para desarrollar al máximo el poder de su espada (que tiene personalidad propia, pero es bastante secundaria) y se encuentra a Mifune propinándole una paliza a los suyos. Sin apenas ceremonias, ambos guerreros comienzan el mejor combate de todo el manga, en el que llevan al máximo sus capacidades físicas. Aunque recurren a sus habilidades sobrenaturales al principio del duelo, en general es una lucha puramente física, un auténtico choque de espadas (Black☆Star va cambiando la forma de su arma, pero finalmente se decide por la clásica katana) que culmina con ambos contendientes renunciando a esquivar o realizar florituras y limitándose a encajar y pegar cortes con la esperanza de ser el más resistente.
Con la determinación de convertirse en un auténtico Dios de la Guerra, Black☆Star prevalece sobre su gran rival y aprende una importante lección sobre la determinación, la voluntad y las razones que llevan a alguien a arriesgar su propia vida. Este desenlace incluso tiene un punto emotivo, ya que antes de morir Mifune pide que le acerquen lo máximo posible a Angela y en su último aliento se desvanece en lo que parecen ser pétalos de flor de cerezo.
Es una pena que Soul Eater perdiese, por alguna razón, la capacidad de mostrarnos batallas tan increíbles y emocionantes. Tras muchos duelos mediocres entre los protagonistas y varios malos, aún miro a Black☆Star y sus numerosas cicatrices hechas por la espada de Mifune y me pregunto ¿Por qué no siguieron con esa ambientación para las batallas finales?.
4- Rock Lee vs Gaara (Naruto)
Describir las sensaciones que me causó este combate la primera vez que pude disfrutar de él es casi imposible. Estoy seguro de no ser el único que se sorprendió al ver a Rock Lee, un personaje presentado unos pocos capítulos antes y usado principalmente para las situaciones cómicas, darle una soberana paliza a Gaara, el terrible e intocable antagonista no declarado de la Saga del Examen de Ascenso a Grado Medio. Bueno, vale, Lee perdió, pero esa forma de moverse y esos puñetazos hulkianos nos dejaron buena marca a todos y empezamos a ver a este personaje con mucho más respeto. Incluso me atrevería a decir que esos pocos capítulos que duró el encuentro hicieron de Rock Lee uno de los personajes más valiosos de la serie.
La razón por la cual se enfrentan ambos jóvenes es simple, están en un examen para subir su rango de ninja y se han organizado duelos aleatorios para realizar una preselección antes de los encuentros finales, ya que la primera prueba fue superada por muchos más aspirantes de lo que estaba previsto.
Para el psicópata de Gaara no es más que otra oportunidad para saciar sus ansias de sangre y así reafirmar su derecho a existir, para Lee es el gran momento de demostrar lo que vale ante todos sus compañeros, que lo subestiman por su apariencia y su falta total de talento.
Curiosamente ambas "motivaciones" son traumas que llevan arrastrando desde su infancia, creando así una especie de comparación o vínculo entre dos personajes tan dispares.
Rock Lee es bastante ágil y ha demostrado que tiene cierta fuerza, pero nada alcanza a Gaara gracias a la arena que le protege de forma permanente e instintiva ante cualquier peligro. Entonces Gai (el maestro de Lee) le concede permiso a su alumno para "algo" que resulta ser quitarse de las piernas unos pesos de entrenamiento que al caer destrozan el suelo y hacen temblar el escenario. Todos los presentes se quedan boquiabiertos al contemplar los movimientos de Lee en su "velocidad natural" y Gaara comprueba que su poderoso escudo de arena es inútil ante golpes tan rápidos y certeros.
Rock Lee es el primer personaje de Naruto en herir al poderoso chico de la arena, pero un par de golpes no suponen una victoria y al final la superioridad de Gaara se impone.
Lo que más me gustó de esta pelea es su final, ver lo que implica para cada uno el poder enfrentarse al otro. Rock Lee acaba recurriendo a una técnica prohibida que desgarra sus músculos y fuerza al máximo el resto de su cuerpo a cambio de unos segundos de fuerza insuperable en los que poder demostrar a todo el mundo que, pese a su falta de talento como ninja, puede ser tan fuerte como los demás a base de esfuerzo y afán de superación.
Pero nada de eso sirve y Gaara, que sale ileso, aplasta los huesos de un brazo y una pierna al pobre Lee, obligando a Gai a interponerse entre ambos y "romper" algo dentro del psicópata de la arena, que no comprende a la gente que protege a otros.
Para Lee, fue la batalla que le hizo plantearse su objetivo en la vida y someterse a una arriesgada operación para seguir luchando por sus sueños. Para Gaara resultó ser un pequeño paso hacia la recuperación de su humanidad.
Mi tomo preferido de Bleach será siempre el número 32, un tomo que está dedicado de principio a fin a la apasionante batalla entre el protagonista del manga y uno de mis personajes preferidos de todo el medio.
Ichigo conoce a Grimmjow cuando el malote de pelo azul invade el mundo humano en compañía de varios subalternos con la intención de asesinar a cualquier persona con un mínimo de poder espiritual, lo que incluye a prácticamente la totalidad del círculo de amigos y familiares de Ichigo. En su primer encuentro, Grimmjow demuestra bastante superioridad ante el resto de personajes de la serie, aunque antes de volver a su mundo se lleva una buena cicatriz en el pecho cortesía de Ichigo. En su segundo choque la cosa está más igualada, el prota de Bleach ha obtenido un nuevo poder y a su enemigo le falta un brazo fruto del castigo por incumplir las órdenes de sus superiores.
Dos breves intercambios de golpes que quedan sin conclusión, pero en los que queda claro que Grimmjow es, sin ser siquiera el principal antagonista de la saga que se desarrolla en ese momento, la más absoluta contraparte de Ichigo.
Bleach es un manga en los que no hay muchas rivalidades en ese sentido de "tengo que vencerle porque quiero, no porque debo" (incluso el propio Ichigo usa la formulación inversa de esa frase contra uno de sus principales enemigos), pero entre estos dos se crea ese tipo de rivalidad en el momento en que se miran a los ojos. Ichigo quiere derrotar a Grimmjow por el daño que le ha causado a él y a sus amigos y para entender por qué es tan salvaje. Grimmjow quiere acabar con el chavalín de pelo naranja porque, directamente, se ha dado cuenta de que representa una especie de alter ego de su persona y es algo que le altera.
El tercer y último enfrentamiento entre estos dos grandes personajes tiene muchas consecuencias para ambos. En el caso de Ichigo, aprende a dominar casi por completo su nuevo poder (colocarse una mascara que aumenta muchísimo sus capacidades para el combate) subiendo así de nivel, por decirlo de alguna manera. En cuanto al supuesto malo, se pudo apreciar como daba las clásicas pistas que se dan en los mangas juveniles para representar a los personajes malos que, poco a poco, empiezan a cambiar de bando (aún espero su regreso en el arco final de la serie).
Mientras se acaba la pelea incluso nos cuentan el pasado de Grimmjow e intentan hacernos entender su forma de ser tan salvaje y destructiva. La frase "A cualquiera que se atreva a mirarme con aires de superioridad le hago pedazos sin excepciones" podría haberse malinterpretado sin ese flashback que, aparte de ayudarnos a entenderlo, también hace que veamos con otros ojos a todos los malos de esa saga.
Un tomo enterito, sin interrupciones ni apariciones de más personajes que ellos dos y un par de espectadores, en el que se narra el duelo completo en el que se resuelve por fin la rivalidad ente estos dos luchadores. El Shinigami Sustituto Ichigo y el Sexto Espada Grimmjow, dos seres cuyo destino era claramente enfrentarse en una pelea tan salvaje que sacudiría el mismo cielo.
2- Los Dos Hittokiris (Rurouni Kenshin)
Para alejarse de la violencia que él mismo había provocado y limpiar sus manos de la sangre de innumerables victimas, Kenshin Himura renunció a su ocupación de Hittokiri (hábil asesino que trabajaba en nombre del gobierno). Lo que no sabía es que su sustituto se convertiría en un ser mucho más sanguinario de lo que él sería nunca, y que diez años después iniciaría una revolución para hacerse con el dominio del país.
Makoto Shishio era una asesino tan eficiente y peligroso que los suyos decidieron eliminarlo una vez dejase de serles útil. Pese a sufrir un ataque a traición y ser quemado vivo, el segundo Hittokiri sobrevivió y comenzó a tramar un plan que estuvo a punto de sacudir los cimientos de una nación.
El enfrentamiento entre ambos era clave en el plan de Shishio de demostrar su superioridad ante el mundo, siendo un firme defensor de la creencia de que "el débil muere mientras que el fuerte sobrevive". Si mataba al legendario asesino que le precedió sin duda sería considerado el más fuerte de todos.
La gracia de todo esto radica en que al final es el "débil" el que sobrevive y el "fuerte" el que muere.
La primera sorpresa que se lleva Shishio, este antagonista tan carismático pese a tener un diseño tan simple, es ver que tanto su gran rival como sus amigos son muchísimo más fuertes y tienen una mayor determinación de lo que esperaba. Esto se debe sobretodo al fiel compañero y amigo de Kenshin y segundo de a bordo en las peleas del manga, el vándalo Sanosuke, que logra frustrar de golpe y porrazo un plan para conquistar Kioto que había tardado años en prepararse.
Harto ya de su predecesor, Shishio desafía a un combate a Kenshin y varios de sus compañeros, aprovechando el momento para lanzar su ejército contra los que se quedan atrás y son más vulnerables.
El manga de Rurouni Kenshin tendría otro arco argumental y pasarían muchas otras cosas, pero los propios personajes de la historia recordarían a Makoto Shishio como el peor y más poderoso enemigo de Kenshin.
Agotado y herido, el espadachín que juró no volver a matar y el hombre que se prometió ser el más fuerte llevan a cabo un duelo indescriptible. Muy probablemente el mejor choque de espadas que he visto nunca en manga, televisión o cine. Al principio todos llegamos a pensar que era un combate injusto, ya que Kenshin llegaba cansado y herido debido a anteriores combates.
Pero entonces el prota empieza a sufrir heridas graves y sus amigos acuden en su ayuda...para ser humillados por Shishio. El peor enemigo de Kenshin rompe a carcajadas mientras todos los personajes que nos habían parecido tan fuertes hasta ese momento caen al suelo impotentes. No era una pelea injusta, era una pelea desesperada.
Este duelo nunca llego a terminar, nunca se supo quién era el autentico samurai y asesino imparable. En el último momento Kenshin recuerda a las personas que quiere y vuelve a levantarse aunque su cuerpo esté destrozado, dispuesto a luchar hasta el final más literal. Pero Shishio había cometido un error al llevar al límite su cuerpo quemado y sufre una combustión espontánea. Rodeado de llamas, el peor de los hombres continua riendo al saber que ninguno de los dos podrá demostrar nunca quién era capaz de defender mejor sus ideales.
En este caso, ganar no implica ser más fuerte. Y no hay mayor tortura para el ganador que saberlo.
1- La Batalla de Marineford (One Piece)
Hace falta mucho valor para hacer lo que hizo Eiichiro Oda, autor de One Piece, con su gran obra una vez llegado al arco argumental de Marineford. Y hace falta mucho, muchísimo talento para que semejante acto no acabase siendo un autentico fracaso y una avalancha de fans enfurecidos llenasen internet indignados. Y no se me ocurre ningún término que explique como Marineford se convirtió en una de las mejores sagas y batallas del manga juvenil.
Tenía pensado poner la pelea entre Shishio y Kenshin en el número 1, debido al amor que siento por ese manga y a las implicaciones y ambientación tan bien representadas que pueden verse en semejante enfrentamiento, pero me di cuenta de que Marineford no podía estar en el número 2.
El hecho de que todo lo bueno de un manga sea representado de una forma tan amplia y tan trabajada se merece sin duda estar en lo más alto.
La situación argumental que lleva a esta batalla es bastante compleja, ya que arrastra la trama de otras dos o tres sagas anteriores pero las relaciona todas. Simplificando mucho, un par de arcos argumentales atrás el grupo de personajes principales (la tripulación pirata de los Sombrero de Paja) fue superado y humillado, y todos sus miembros fueron separados en contra de su voluntad. El protagonista por excelencia, Luffy, descubre que su hermano (un personaje secundario con poca participación pero muy querido) ha sido capturado por la Marina y va a ser ejecutado en un evento público.
Desafiando todas las leyes posibles, Luffy se infiltra en la gran prisión de Impel Down (otro arco argumental soberbio) para rescatar a su hermano Ace antes de la hora de la ejecución, pero llega tarde y, tras provocar un motín que pone patas arriba toda la prisión, parte al lugar de la ejecución acompañado de varios presos.
Los presos que acompañan a Luffy son los antagonistas principales de las anteriores tramas de la serie así como varios personajes de gran importancia (como uno de los principales revolucionarios del mundo). El hombre que va a ser ejecutado, Ace, es el hijo biológico del primer y único Rey de los Piratas y uno de los principales capitanes de la gran flota de Barbablanca, el pirata más poderoso del mundo. Sabiendo esto, la Marina decide reunir a todos su ejercito y sus mejores hombres en el lugar de la ejecución, la Fortaleza de la Justicia y Cuartel General de la Marina, Marineford.
Por un lado tenemos al protagonista y todos los enemigos a los que se ha enfrentado colaborando juntos, por otro a la mayor banda pirata del mundo liderada por unos tipos de poder descomunal y por último a los titanes de la Marina, al servicio del Gobierno Mundial. Todos ellos reunidos para tambalear los cimientos sobre los que existe el mundo de One Piece. Le sumamos a la ecuación la gran calidad y variedad de diseños de personajes y el carisma que siempre plasma Oda en sus obras y tenemos algo de proporciones épicas.
Varios tomos de peleas sin interrupción, mostrando personajes nuevos y viejos con apariencias y poderes variados, con presentaciones para la posteridad. Unas consecuencias para el argumento general de la serie que se van a seguir arrastrando hasta el final y que dieron paso a grandes cambios en una serie que ya llevaba 60 tomos. Y un desenlace......un desenlace tan emotivo y tan bien hecho que por muchas veces que vea seguirá tocándome la fibra sensible.
Marineford fue una lección para el manga, para el dibujo, para todo medio que se base en las cargas y consecuencias de hacer estallar un argumento complejo y fusionar la excentricidad y la seriedad.
Ningún golpe era una tontería, ningún personaje estaba ahí para rellenar, podías llorar, reír y enfadarte, todo eso mientras disfrutabas de unos dibujos excelentes y unos guiones muy buenos para los estándares del manga.
Fue insuperable, indescriptible. Fue La Batalla de Marineford.
Gran post, gran argumentación y pese que considero que podrias haver incluïdo algunas batallas colofón no puedo negar que estas cinco batallas podrian perfectamente ser de las mejores eleccions. Personalmente, guardo especial predilecció en el manga de Naruto por 3 batallas (Naruto vs Sasuke/Gaara nunca podré decidirme por cual es mejor) (Sasuke vs Itachi: realmente creo que en esta batalla se pudo palpar los sentimientos de cada hermano por cada lado) y por último la batalla que le tengo más cariño por lo que supuso para el manga un autentica muestra de que por fin Naruto se havia convertido en lo que él siempre havia querido, un héroe. Estoy hablando de la pelea de Naruto vs Pain/Nagato no tanto por su vertiente emocional sinó como he dicho por lo que represento y lo que comporto por el manga(su cenit en mi opinión), realmente ver mis dos personajes favoritos luchar codo con codo durante esos 6 episodios me lleno de gran satisfación y pesar con la muerte de Nagato.
ResponderEliminarQue podre decir de las otras Marineford és cómo has dicho el colófon a una sèrie de sagas magistralmente estructuradas por Oda, perfectamente lógicas y sin ninguna duda una gran referencia para que por ejemplo Kishimoto hubiera podido sacar más jugo a esa descafeinada 4rta guerra ninja. De Bleach dos peleas se me antojan rivales más que dignas para la de Ichigovs Grimmjow, la primera la pelea final de la saga de la socidad de las almas (Byakuya vs Ichigo) y por otra la de Ulquiorra vs Ichigo acabo otra vez con otro de nuestros queridos antagonistas (aunque sigo viendo a Ulquiorra cómo Grimmjow cómo unos antihéroes de primer orden) siendo muertos por el prota.
Samurai X és sublime de la a la z por eso secundo que este aquí representada.