martes, 4 de febrero de 2014

[Análisis] Batman: La Trilogía Arkham


El mejor detective del mundo de los superhéroes ya lo tiene todo, una increíble carrera en el comic americano, una exitosa trilogía cinematográfica y una sorprendentemente bien desarrollada saga de videojuegos.
Esta última, la Trilogía Arkham, ha alcanzado un éxito tal entre el público y la crítica especializada que sus entregas se consideran imprescindibles no solo para el jugador aficionado a los superhéroes, sino para todo aquel que posea una consola. Catapultados en un principio gracias a las películas de Nolan, los últimos videojuegos de Batman han logrado hacerse un sitio entre los títulos más conocidos y jugados del medio gracias a su argumento, su apartado técnico y su original jugabilidad.

Nunca he sido un gran fan del Hombre Murciélago, ya que entre los superheroes pocos me despertaban simpatía aparte de Spiderman y Spawn (si es que puede considerarse a este último un héroe) pero desde su renacimiento en la industria del cine me he empezado a interesar un poco más por el universo Batman y ha sido gracias a los videojuegos que he encontrado no solo un superheroe de mi gusto, sino todo un elenco de personajes soberbios.


La historia comienza con Asylum (2009), cuando Batman, que se disponía a encerrar al Joker en el sanatorio Arkham, descubre demasiado tarde que todo era un plan de su mayor enemigo para causar el caos en el manicomio y encontrar la formula de una poderosa droga capaz de transformar a las personas en autenticas bestias.
Desde ese momento, Batman deberá recorrer Arkham en busca del Joker mientras se enfrenta al resto de pacientes del lugar liberados durante el motín, entre los que se encuentran la mayoría de sus enemigos clásicos (Bane, El Espantapájaros, El Pingüino, Hiedra Venenosa....).

Los hechos ocurridos esa noche provocan que un año después se cree la Arkham City (2011), una idea que consiste en "encerrar" a todos los locos y delincuentes en una zona controlada al aire libre que abarca la totalidad de los barrios bajos de la ciudad de Gotham. A estos reclusos se les da libertad absoluta con la condición de que no intenten atravesar los límites de Arkham City, lo que obliga a Batman a mantener una vigilancia continua sobre la caótica zona.
Debido a la corrupción del alcalde de Gotham, el propio Batman es encarcelado en el momento preciso para descubrir que El Joker, quien sufre graves secuelas de su último enfrentamiento, ha envenenado a toda la ciudad. Con la inesperada ayuda de Catwoman, Batman tendrá que salvar a Gotham mientras evita que Arkham City se convierta en el más absoluto caos.


Debido al más que épico desenlace de City, en 2013 salió a la venta Origins, la tercera parte de la Trilogía Arkham que no seguía con el argumento establecido, sino que nos llevaba al pasado para enseñarnos a un Batman inexperto y bastante más violento que debe enfrentarse a los ocho asesinos que han sido contratados para matarle.
En esta entrega se exploraba en gran medida la relación entre Bruce Wayne y su mayordomo Alfred, una pareja mucho más frágil y conflictiva de lo que se pudo ver en Asylum y City así como el primer enfrentamiento entre el Hombre Murciélago y su más carismático y peligroso enemigo: El Joker.

Tres hilos argumentales (dos si tenemos que en cuenta que solo Origins se sitúa en una linea temporal distinta) perfectamente estructurados y que fomentan en gran medida el gusto por el Universo Batman.


Cabe destacar que la jugabilidad es prácticamente idéntica en los tres juegos, algo por lo que ha recibido ciertas críticas a las que no les veo el más mínimo sentido. Si la jugabilidad es excelente, ¿Por qué cambiarla?.
Los Arkham son videojuegos de acción en tercera persona que combinan combates intuitivos con fases de sigilo y exploración detectivesca, todo ello en dependencia de los múltiples gadgets y capacidad de observación de Batman (que se caracteriza precisamente por no tener ningún poder sobrehumano).
Durante las peleas nos enfrentaremos siempre a grupos numerosos de enemigos con diferentes puntos débiles que debemos explotar ya sea con contraataques, fintas o golpes aturdidores de nuestra capa (por ejemplo, contra alguien armado con cuchillo debemos esquivar y no bloquear).

Después están las zonas de Depredador, salas enormes repletas de criminales fuertemente armados a los que no podemos enfrentarnos cara a cara, donde pondremos a prueba nuestra astucia y sigilo para ir eliminando uno a uno y sin ser vistos a los enemigos, explotando también así el miedo que causamos en ellos.
Durante estas fases tenemos varias opciones, como colgarnos de gárgolas, escondernos en trampillas o echarle valor e ir de esquina en esquina esperando tener suerte.

Todas nuestras acciones recibirán la ayuda de nuestra Visión de Detective, una habilidad (sin coste ni limitación alguna) que nos muestra la posición y estado de personas, rutas de escape y demás puntos de interés.


Para que no se nos hagan cortos, los videojuegos Arkham incluyen una cantidad casi excesiva de objetivos secundarios, así como diferentes modos de juego una vez terminada la historia por primera vez.
Los acertijos de Enigma, presentes en las tres entregas, son probablemente lo más destacable en cuanto a misiones opcionales, ya que nos pueden durar muchas más horas que la propia trama principal con búsquedas, ingeniosos rompecabezas y algún que otro enfrentamiento.
También están las capturas de los enemigos más famosos de Batman, como encontrar a Deadshot, detener los asesinatos en serie de Victor Zsasz o interceptar los alijos de armas del Pingüino. Misiones bastante trabajadas y en ocasiones más complicadas que las principales.

Conforme vayamos cumpliendo estos objetivos desbloquearemos archivos de texto y sonido (además de experiencia y gadgets adicionales) que nos cuentan la historia de Gotham y nos describen el perfil de cada personaje. Todo un placer para los mayores fans de Batman y una llamativa curiosidad para los que aún no lo son.


En cuanto a otros aspectos del juego, como sonido o estilo visual, solo puedo decir que me parecen muy acertados y sufren la mejora a cada entrega con la sutileza suficiente para seguir siendo originales.
Batman es sublime, con un traje que va ganando arañazos y desgarros que nunca se pierden (ya que en realidad la trama de cada juego dura una noche sin descanso) y un doblaje a nuestro idioma del que deberían aprender otros juegos. Lo mismo puede decirse de El Joker, la personificación más precisa que he visto nunca de la locura.
Personalmente, los diseños de Harley Quinn (la novia del Joker), DeathStroke (el asesino con "honor") y James Gordon (el comisario que colabora con Batman) son de mis preferidos y me parecen auténticos ejemplos a tener en cuenta para futuros juegos de superheroes.

Argumento, jugabilidad variada y original, diseño de personajes excelente y, aunque apenas lo he mencionado, un doblaje íntegro al español con calidad de película son las claves del éxito de La Trilogía Arkham basada en el superheroe Batman.
Tres juegos que nadie debería perderse y que pueden disfrutarse sin ser seguidor del personaje. Yo no lo era, hasta que estas joyas llegaron a mis manos.

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