miércoles, 4 de mayo de 2016

El final de Naruto


La publicación española del manga Naruto ha llegado a su inevitable (aunque no inesperado) final con el tomo número 72, que incluía una postal de agradecimiento por los quince años que la serie ha sido capaz de sobrevivir gracias al apoyo de millones de fans.
Yo he sido uno de esos seguidores que ha seguido fielmente la publicación del manga, algo de lo que no me arrepiento, pero no es que haya quedado especialmente contento con algunos cambios en mitad del argumento ni mucho menos con el final.
Lo dejo claro desde el principio, el final de Naruto no me ha gustado
, pero tampoco se me ocurre otro "menos malo" teniendo en cuenta el rumbo que acabó tomando la obra, algo que ya critiqué hace tiempo.

Era algo de lo que estaba casi seguro, pero eso no hace que leer el último tomo (y también el penúltimo) haya sido menos decepcionante. Estos últimos capítulos han supuesto una avalancha de sinsentidos mezclados con un extraño fan service que me ha recordado a algunos finales de otras obras (pertenecientes a medios distintos al manga).
Aunque es obvio, la cantidad de spoilers será tremenda a partir de ahora.



La Cuarta Gran Guerra Ninja, ese conflicto que supuso la recta final de la obra (aunque ocupaba una veintena de tomos), fue la peor y más explotada idea que podía haber tenido el autor, convirtiendo Naruto en una obra que se perdía en su propia falta de complejidad y calidad argumental.
Resucitar a un montón de personajes, tanto buenos como malos, no era una idea tan mala de haberse aprovechado en su justa medida, pero que todo un arco argumental gire en torno a batallas contra viejos conocidos de la serie deja bastante poco a la imaginación y me parece de una vagancia creativa considerable. Algunas peleas ni siquiera llegaban a mostrarse enteras, y en cuanto hicieron su aparición los protas principales toda esa amenaza de los resucitados se iba al traste como si, al final, no fuese para tanto y lo único que tenía sentido era la pelea contra el líder enemigo.

Un líder, Obito, que luego resultaba que no era tan malo, que ni siquiera era el que mandaba y al que Naruto convencía para ser su "amigo" con unas cuantas palabras. No sé si era para tenerle más cariño a Obito e intentar darle mayor razonamiento a su cambio de bueno a malo, pero a lo largo de la "guerra" apenas mueren un par de personajes importantes (junto con mil extras que no importan a nadie), eso sin contar los muertos que vuelven a morir otra vez. No entiendo en qué cabeza entra darle tanta emoción a ver morir a secundarios por segunda vez.
Creo que la obra se redimía un poco de estos fallos al introducir al contradictorio Madara Uchiha, el malo que más incongruencia argumental e histórica creaba y, a la vez, uno de los personajes mejor diseñados de Naruto. La supuesta redención duró poco, ya que incluso Madara acabó relegado al papel de títere para ponernos delante a un súper malo final que no conocíamos de nada.



Kaguya, la madre de las técnicas ninja, antepasada de Naruto y Sasuke (que a su vez son descendientes de no sé cuántos personajes importantes más, algo que debería haberse ido mostrando mucho antes) resultaba ser la mala malísima, estar detrás de todo, ser la más poderosa y tener un papel muy relevante en la historia del mundo ninja, pero la conocemos al final del tomo 70.
Conozco este recurso y lo he visto en varias obras manga, pero nunca me lo habría imaginado en una tan larga y, supuestamente, de calidad. No me parece correcto presentar a montones de personajes y villanos con muchísimo que ofrecer para acabar sacando como antagonista principal a alguien que nadie ha visto nunca (ni siquiera los personajes de Naruto habían oído hablar de ella). En esta "pelea final" se empezó a notar el cansancio de la obra, ya que no fue ni la más original ni las más espectacular. Y darle a Sakura un papel tan relevante me pareció una decisión terrible teniendo en cuenta lo sexista que es Naruto (la mayoría de personajes femeninos son poco más que inútiles).
Pero claro, es que esta villana final no era en realidad la protagonista de la última batalla del manga, sino un mero trámite obligatorio para zanjar la trama y comenzar la pelea que "todos" esperaban. De mal en peor.

El combate final entre Naruto y Sasuke me pareció desastroso, ni punto de comparación con el que tuvieron años atrás durante la saga anterior al salto temporal de la trama (que tampoco me pareció excelente, pero al menos estaba bien construido y tenía sentido).
Para empezar, las motivaciones que llevaban a uno y otro a pegarse con más fuerza de la que habían mostrado en los 700 capítulos anteriores no tienen tanto peso como antes, consecuencia lógica de querer sostener varias tramas prometedoras usando los roces de dos chavales inmaduros.
En mi opinión, darle tanta importancia a estos dos ha comprometido la ya cuestionable calidad de la recta final desde hace varios tomos. Leyendo de nuevo con perspectiva, muchas cosas parecen mal hechas casi adrede para adelantar el duelo entre protagonistas. Creo que los personajes secundarios han demostrado en más de una ocasión que podrían haber sido mejores sin sacar tanto a esta pareja.



Se acabó definitivamente el concepto de ninja, ahora los "ninjas" pelean creándose sus propios "mechas", lanzando enorme bolas de energía y aprendiendo espectaculares transformaciones en mitad de la pelea. Naruto vs Sasuke es un Goku vs Vegeta si lo dibujase un fan con más imaginación de la necesaria (hasta hay un intercambio de golpes a puño limpio para darle más dramatismo al puro estilo Dragon Ball).
Al final, los dos protagonistas del manga se arrancan el brazo mutuamente (lo que intentan mostrarnos como algo bonito...) y solucionan sus diferencias con un discurso que es casi idéntico al que Naruto le soltó a Gaara hace más de cincuenta tomos. Repetir flashbacks, las motivaciones de cada personaje, sus sueños y ahora también sus frases.
Alguien piensa que los lectores no tenemos memoria a largo plazo, porque la escena de Naruto y Sasuke mirándose de reojo de niños se ha repetido mil veces.

El epílogo me ha descolocado por completo. Todos mayores y con hijos, en relaciones que son puro regalo para los fans, Naruto como Hokage (¡sorpresa!) y con un hijo tan tonto como lo era él de pequeño (¿No se supone que lo de hacer el gamberro era porque se sentía solo? ¿Su hijo también es un marginado?), Sasuke es un machote vividor que va a visitar a su Sakura (que se dedica a limpiar la casa) y a su hija (que piensa que los hombres son estúpidos) cuando le sale del higo y también tenemos unos cuantos ejemplos de que no todos los personajes se alimentan y se cuidan igual de bien, porque algunos están muy mayores y otros parecen simplemente adultos pese a tener todos la misma edad.
Creo que muchos aficionados al manga y anime saben a qué tipo de aficionados van dirigidas estas cosas y me decepciona que un manga tan prometedor y relevante como Naruto haya caído en ese pozo sin fondo que es el fan service baratillo para "fanáticos" de la serie. Una buena serie, una trayectoria inolvidable y algunas sagas tremendas, pero un final genérico y poco trabajado.
Es lo que nos hemos buscado. Bueno, no todos, pero sí algunos que últimamente parecen multiplicarse.


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