Muy pocos son los amantes de la lectura fantástica que aún no conozcan a Geralt de Rivia (sobre el que ya escribí anteriormente). El Brujo es protagonista de una de las obras de mayor calidad e influencia en el mundo de la literatura gracias al talento de Andrzej Sapkowski, su creador. Tras una impresionante saga de novelas, las aventuras de Geralt continuaron en adaptaciones a los videojuegos, los cuales calaron hondo incluso entre quienes no conocían la obra principal.
La que más huella ha dejado es, probablemente, Wild Hunt, la tercera y última (se supone) entrega de la saga del Brujo.
Con mecánicas que pueden convertirse fácilmente en todo un referente en el género del rol de mundo abierto (aunque otras son muy mejorables) y una historia bastante buena para el tipo de juego que es, no hay duda de que, si esto es el adiós de Geralt, es una despedida muy digna.
Sin embargo, siendo un juego con tantísimos fans (gran parte de ellos desconocedores de los libros e incluso las entregas anteriores del juego) y habiendo causado tanta expectación, no me resultaría extraño tener un videojuego sobre el Brujo cada pocos años hasta que su leyenda quede totalmente corrompida.
Durante Wild Hunt encarnamos a Geralt de Rivia, el asesino de monstruos cuya vida siempre acaba complicándose gracias a intrigas políticas, relaciones sentimentales o el mismo destino. Durante algunas partes del juego controlaremos también a otro personaje, una de las protagonistas de los libros con un peso en la trama igual o incluso mayor al del Brujo. Nuestra aventura nos llevará a un mundo cruel, donde los horribles monstruos no siempre son peores que los simples humanos, una sangrienta guerra dando sus coletazos finales y muchas otras "maravillas" que convierten este mundo de libros y videojuegos en una curiosa mezcla entre ficción y realidad.
Pese a su crudeza, el mundo de WH es amplio, hermoso y tiene suficientes detalles como para enamorar a los aficionados de este tipo de aventuras. Con sus altibajos, el argumento es claramente el mejor de la trilogía, ya que está mucho mejor estructurado que en los anteriores The Witcher y lo sucedido en los libros tiene mucha más relevancia. No está a la altura de los libros, eso es obvio, pero no se pueden pedir imposibles (además, el papel de Geralt en los videojuegos difiere bastante del que cumple en los libros).
El componente rolero de este juego es, en su conjunto, mayúsculo. La personalización de Geralt es muy amplia, sobretodo si tenemos en cuenta que, a diferencia de muchos otros RPG de mundo abierto donde usamos avatares creados por nosotros, estamos controlando a un personaje independiente con su propia historia y diseño base. Armaduras de diferente tipo, peinados y barbas, armas (desde las dos espadas de acero y plata del Brujo hasta otras como ballestas o garrotes) y el obligatorio sistema de niveles con sus puntos de habilidad para dividir entre combate, alquimia o señales (hechizos básicos).
Si a esto le sumamos todos los diagramas y formulas para construir nuevo equipo y crear pociones, así como los ingredientes necesarios para ello, podríamos decir que tenemos un juego bastante completo en las características de su género.
El principal defecto que tiene la personalización de Geralt radica en el sistema de habilidades. Aparte de "comprarlas" invirtiendo los puntos que obtenemos subiendo de nivel, tenemos que colocarlas en unas casillas para que cumplan su función. Teniendo en cuenta que hay casi un centenar de habilidades y unas miseras doce casillas para colocarlas, al final la progresión del personaje pierde bastante encanto y su personalización nos deja con las ganas.
Siendo casi todas las habilidades de "utilidad" o efectos pasivos, queda bastante cutre no poder usar todas las que queramos.
El juego es una preciosidad gráficamente, con una potencia soberbia, aunque puede dar algunos fallos (reconozco que los que he sufrido yo han sido muy leves). Esto motiva la ya magistral exploración de mundo abierto, con una libertad total (aunque no hay escalado de niveles, por lo que a veces tenemos que dar media vuelta para no acabar muertos), muchísimas tareas secundarias y un control de Geralt bastante bueno a la hora de explorar (cabalgar en nuestro caballo Sardinilla es bastante intuitivo y podemos hacerlo casi en cualquier momento). Nos metemos mucho en el juego y tenemos variedad suficiente para no aburrirnos hasta después de cientos de horas.
El premio gordo de Wild Hunt se lo llevan las misiones secundarias. En este género abundan (por no decir que son mayoría casi absoluta) las acciones secundarias de "ve allí y haz esto" sin apenas trasfondo o motivación más allá de alargar el juego, pero aunque en el titulo que nos ocupa también existen esas tareas de recadero, podemos hacer misiones ajenas a la historia que están muy trabajadas.
Un buen trasfondo, decisiones a tomar, distintas rutas de acción y participación activa de nuestro personaje. Tanto las secundarias como los contratos (matar monstruos concretos y poderosos) nos meten en la vida de Geralt más allá de la trama principal.
En mi opinión, el defecto más gordo de The Witcher 3 (aunque lo de las habilidades está casi al mismo nivel) es la desastrosa combinación entre una Inteligencia Artificial nula y un sistema de dificultad genérico. Para empezar, nuestro Brujo puede recuperarse por completo y reponer algunos suministros en cualquier momento durante casi todos los niveles de dificultad (lo de los suministros en todos), vulgarizando bastante la exploración al ser nosotros mismos una especie de posada en la que descansar.
Si aumentamos la dificultad, los enemigos nos harán mucho más daño y nosotros a ellos mucho menos, lo típico en estos juegos. El problema de los enemigos, aparte de que son bastante tontos (peleando contra humanos me he sentido como en un Assassin`s Creed, ya que no aúnan fuerzas contra ti), es que son sumamente predecibles, como ya comenté cuando hablé de la dificultad en los videojuegos.
Todos nuestros enemigos tienen algún tic, grito o señal especifica que nos dice que van a atacar e incluso el tipo de ataque que van a hacer. Cuanto más grandes, más fáciles de esquivar, ya que sus "avisos" resultan todavía más descarados. He jugado siempre en la máxima dificultad y abatido a monstruos muy poderosos y con niveles por encima del mío sin recibir ni un golpe (y tardando, porque claro, son tontos pero resistentes), incluyendo a importantes Jefes Finales.
The Witcher 3: Wild Hunt es un videojuego que los competidores en su género deberán tener muy en cuenta, es de esos que van a usarse como comparación cuando los aficionados compartan impresiones y cuyas características muchos van a querer ver en cualquier otro título de rol con mundo abierto. Pese a cargar con muchas de las taras del género y agravar otras (la mala gestión de dificultad, el sistema de habilidades brutalmente capado.....) podríamos decir que va a dejar huella durante bastante tiempo, como ya hizo la segunda entrega de la saga.
Los más de una docena de contenidos descargables gratuitos (misiones secundarias y apariencias alternativas, así como un Nuevo Juego +) ayudan bastante a la hora de acrecentar este éxito.
Como gran aficionado de las novelas de Geralt, me alegro de que sus videojuegos hayan sido tan buenos y de tanto éxito, ya que no es costumbre ver adaptaciones con semejante calidad. Aunque ha servido para atraer a aficionados menos exigentes y sin conocimientos de la obra, por lo que rezo para que no se hagan continuaciones por puro fan service barato (curioso, últimamente el fan service va destinado precisamente a los que no son fans de verdad) y no tengamos que ver, como he dicho al principio, la corrupción del Brujo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario