martes, 26 de noviembre de 2013

Saga Bioshock II: De vuelta al infierno (2010)


Y tres años después, viajamos de nuevo a Rapture.
Tras un juego tan único como lo fue Bioshock, llegó una secuela que siguió sus mismos pasos pero que cometió el error de añadir un modo multijugador, con lo que la campaña para un jugador se quedó algo corta.
Aun así, Bioshock 2 está sin problemas a la altura de su antecesor todo lo que puede estarlo una secuela.
Aunque no ocurre con Infinite, Bioshock 2 es muy continuista, por lo que es recomendable jugar al primero para entender la trama.


Más allá del amor

En el año 1968 (ocho años después del primer Bioshock) el Sujeto Delta, el primer prototipo de Big Daddy de Rapture, vuelve a la vida tras pasar diez años muerto por culpa de Sofia Lamb, la nueva dirigente de la ciudad subterránea tras la muerte de Andrew Ryan.
Delta es especial, pues fue el primer y único Big Daddy ligado mentalmente a una Little Sister, Eleanor Lamb, a la cual debe rescatar a toda costa para no morir debido al vínculo vital que le ata a ella.

Con la ayuda de Tenenbaum, una vieja conocida del primer título, y de un hombre llamado Sinclair, Delta deberá atravesar Rapture en busca de la que considera su hija enfrentándose a los dementes Splicers, los otros Big Daddys y rescatando al resto de Little Sisters.


Al encarnar ahora a un Big Daddy, la interacción con estas niñas encargadas de recolectar material genético es mucho más complejo que cuando controlábamos a Jack en nuestro primer viaje a Rapture.
Cuando arranquemos a una niña de los brazos de su Big Daddy (cuyo vínculo es mucho más primitivo que el nuestro con Eleanor) podremos adoptarla y llevarla con nosotros para que el material genético que almacene sea mucho mayor y, finalmente, decidir si la liberamos o la matamos.
Matar a una Little Sister implica más material (necesario para mejorar nuestra Salud, obtener y mejorar poderes), pero esta medida tan cruel tiene muchísimas menos ventajas que en Bioshock.
Si la liberamos, obtendremos una cantidad bastante decente y, por cada tres niñas salvadas nos darán regalos muy útiles.

Nuestras decisiones para con las niñas, así como la forma de proceder con ciertos enemigos, se verán reflejadas en el final del juego.
Tenemos hasta seis finales diferentes, Muy Bueno, Bueno, dos Neutrales, Malo y Muy Malo, siendo el Muy Bueno realmente emocionante y los demás bastante crueles con el jugador.

Hermanas mayores

Los enemigos de Bioshock 2 son los mismos que en el primero, los Splicers, personas que han perdido la cordura debido a los plásmidos de modificación genética, los Big Daddys que protegen a las Little Sisters y un nuevo enemigo, las Big Sisters.
Estas jóvenes, antiguos proyectos de Litte Sister que ya son demasiado mayores para actuar como tales, aparecerán cuando hayamos interactuado con dos o tres de las pequeñas para acabar con nosotros. Son sin duda alguna el enemigo más fuerte de todo el juego y nos darán muchos quebraderos de cabeza hasta que las pillemos el truco.

Para enfrentar a todos estos locos tenemos un buen surtido de armas y poderes.De los primeros tenemos instrumentos de matar como la remachadora, la ametralladora, escopeta, lanzagranadas y, por supuesto, nuestro característico y mortal taladro.
En cuanto a los plásmidos o poderes, comprobaremos enseguida que han dejado de ser un simple complemento para molestar como en el anterior, ahora somos auténticas maquinas de matar gracias al fuego, el rayo o el hielo que generan nuestras manos.


Bioshock 2 puede pecar de ser continuista en varios aspectos, aunque si algo ha funcionado bien no entiendo porque debería de cambiarse. Sin embargo, si que resulta más corto que el primero (aunque también más intenso) y en mi opinión se debe al nuevo modo multijugador, que siempre roba tiempo a los desarrolladores y me parece totalmente prescindible en juegos de este tipo.

Tiene una historia muy buena, especialmente contada con cariño en la recta final, que aunque carece de giros argumentales destacables sabe atrapar y emocionar.
Bioshock 2 es un viaje a Rapture con todas las de la ley.

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