martes, 19 de noviembre de 2013

[Análisis] Dishonored GOTY: La espera mereció la pena


En el mundo de los videojuegos existe un término conocido como GOTY, abreviatura de Game Of The Year (Juego del año), una edición muy especial de los juegos más importantes y mejor valorados tanto por la crítica especializada como por los aficionados a lo largo de cada año.
Esto implica que no hay un juego del año, sino varios, pero todos ellos bien merecidos ya que casi siempre son videojuegos que gustan a todo el mundo, incluso a quien normalmente no disfruta de ese género en concreto.

La característica de todas las GOTY Edition es incluir todos y cada uno de los contenidos extra (contenido descargable, expansiones) a un precio mucho menor que el que tuvo el juego original en su momento, lo cual es razón más que suficiente para que gente como yo siempre espere a que salga este tipo de formato y no gastarse mas de 50 euros en un juego de salida que supondrá más gastos posteriormente (a no ser que el juego me llame especialmente la atención o lleve mucho tiempo sin una novedad).

El último Game Of The Year que ha caído en mis manos es Dishonored, juego del año 2012
, un juego que siempre me había llamado la atención pero del que nunca me había llegado a informar debidamente (me pasa con todos) y que ha resultado ser uno de los mejores que he jugado nunca.

El guardián deshonrado
La historia de Dishonored se desarrolla en Dunwall, una ciudad ficticia con un estilo totalmente steampunk (la estética me recuerda a otro de mis juegos preferidos, Bioshock) que está siendo consumida a causa de la peste. Desesperada por salvar a sus súbditos, la emperatriz envía a su hombre de mayor confianza y Lord Protector de la corte, Corvo Attano, a recorrer mundo en busca de alguien que conozca una cura para esta plaga tan letal.
Tras varios meses de viaje, Corvo regresa a Dunwall dos días antes de lo previsto con noticias nada halagüeñas: la peste no tiene cura, y Dunwall va a ser cerrada para que la enfermedad no se extienda.
Mientras transmite el mensaje, Corvo se ve implicado en un ataque sorpresa contra la emperatriz en el cual ella pierde la vida y su hija y heredera es secuestrada.
Cuando los guardias llegan al lugar lo único que encuentran es al Lord Protector sujetando en brazos el cuerpo ensangrentado de la emperatriz y atan cabos rápidamente.

En ese momento pasamos a encarnar a Corvo, que tras varios meses en prisión sufriendo torturas y esperando su ejecución ve por fin el momento de escapar para poder vengarse y encontrar a la hija de la emperatriz. Por suerte no estará solo, ya que un grupo de personas fieles a la joven heredera y un misterioso ente conocido como el Forastero brindarán a Corvo los recursos necesarios.

Un asesino con las manos limpias

Nuestra misión como Corvo es bastante obvia, debemos buscar pistas que nos conduzcan hasta la hija de la emperatriz, teniendo muy en cuenta que los responsables de su secuestro son los mismos que han destrozado nuestra propia vida.
El juego se basa en la infiltración y el sigilo, por el simple hecho de que Corvo con toda su habilidad y entrenamiento no deja de ser un hombre, y nosotros debemos decidir hacia que camino enfocaremos este aspecto.
Esa es la característica principal de Dishonored, cómo afrontar cada situación y las consecuencias de ello.


Corvo posee un arsenal más que suficiente para hacer frente a los guardias, matones y enfermos de peste (los tres tipos principales de enemigos) que nos dificultarán nuestro trabajo, pero el problema de aprovechar este arsenal al máximo es algo llamado la "estadística de Caos" que se informa al final de cada capítulo.
Si matamos a los que se interponen en nuestro camino desarrollaremos un Caos elevado y si procuramos pasar desapercibidos o simplemente dejar inconscientes a nuestros enemigos el Caos será reducido.
Caos elevado supone muchas hordas de ratas en Dunwall (son hostiles hacia Corvo, y devoran los cuerpos muertos o inconscientes), más enfermos de peste y algunos giros argumentales relacionados con la actitud de los personajes.
Caos reducido, obviamente, implica menos ratas, enfermos casi inexistentes y tiene sus propios cambios en el argumento.
El problema es que no matar a nadie es extremadamente difícil, por no decir imposible a no ser que dejemos atrás muchas bonificaciones y objetos importantes.

Armas, artilugios y El Forastero

Aparte de la genial mascara de asesino de Corvo, que tiene la función de ver de lejos además de permitirle pasar desapercibido (aunque esto último es cuestionable, todo el mundo en el juego sabe que el hombre de la mascara es el "malo), en Dishonored dispondremos de muchos otros objetos para avanzar en cada capítulo.
El más importante y el único que no podremos cambiar nunca es el puñal que llevamos en la mano derecha, cuya función es más que obvia y que nos permite desencadenar animaciones de asesinato muy chulas o detener los golpes de otros espadachines.
En la mano izquierda, Corvo puede llevar su revolver, granadas, minas o una ballesta. De todas estas armas, solo la ballesta puede ayudarnos a actuar de forma no letal gracias a su opción de dardos anestésicos (que son muuuuy caros y escasos).
Todas estas armas tienen varias mejoras disponibles.

En esa mano también tenemos la infame marca del Forastero, un misterioso ser que se nos aparece al comienzo del juego y nos proporciona ciertos poderes y habilidades especiales.
El poder principal (y el único que es imprescindible) es Guiño, que nos permite trasladarnos varios metros de forma instantánea, ya sea vertical u horizontalmente, pero también está la capacidad de parar el tiempo, ver a través de las paredes o invocar una horda de ratas.
El Forastero también nos regalará el Corazón, un artilugio que nos permite encontrar talismanes (para adquirir habilidades pasivas) y runas (para mejorar y adquirir poderes), que apretándolo nos dará información del lugar o persona que apuntemos en ese momento.


Claramente, el juego nos provoca para actuar como asesinos.
Nuestras únicas posibilidades de superar un capitulo de forma no letal se limitan al uso excesivo del Guiño (con su consecuente gasto de maná), los muy escasos dardos anestésicos y la arriesgada acción de dejar inconsciente a alguien, que nos deja muy a la vista y deja vulnerables ante las ratas a la gente inconsciente (aunque mueran de forma ajena a nosotros, se nos echará la culpa).
Con los objetivos principales nuestras opciones son algo más amplias, como hacer caer en desgracia a un noble aireando sus trapos sucios,pero el asesinato siempre será la opción más asequible.
Pasarse el juego con "manos limpias", así como el reto personal de no activar alarmas o reiniciar la partida cada vez que algo se tuerce, convierte Dishonored en el mejor juego que he visto que mezcle diversión y dificultad por igual.

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