viernes, 2 de junio de 2017

Grandes Mangas: One Punch Man


Es bien sabido que el bueno siempre gana salvo contadas excepciones en las que el villano se las arregla para obtener la victoria u obligar al protagonista a alcanzarla mediante muchos sacrificios. Esa "falsa emoción" suele resultar muy efectiva, ya que lo importante es (o debería ser) el desarrollo de los acontecimientos y no su desenlace, aunque tampoco conviene descuidar el final por muy bien que hayas conducido la historia hasta él (como suele hacerse en las sagas demasiado exprimidas del cine, la televisión o el manga).
Pero, ¿Y si se elimina por completo esa falsa emoción de hacerte creer que el bueno lo está pasando mal?, ¿qué pasa si el protagonista es invencible y nunca vamos a poder imaginarnos la posibilidad de que pierda o lo pase mal?. Esas preguntas fueron respondidas en One Punch Man, un webcómic creado por One en 2009 que se convirtió en un manga con todas las de la ley tres años después debido a su popularidad. Una obra que se dedica a parodiar el género shonen y el cómic de superhéroes americanos desde una perspectiva original y con mucha personalidad propia, llegando a convertirse en algo mucho más complejo. Debido a estas características empecé a comprar One Punch Man por simple curiosidad pensando que era poco más que una comedia, pero me he encontrado con uno de los mangas más destacables del último lustro y nunca falto a la cita cuando se estrena un nuevo tomo.

La editorial encargada de traer a España estos tomos es Ivrea, siendo tan puntuales en sus publicaciones que al parecer vamos a la par con Japón. Imagino que el esfuerzo de la editorial española por ser eficientes se junta con el de las empresas japonesas por poner en circulación estos tomos lo antes posible, pues el formato de la obra, si bien efectivo, puede perder mucho si se producen retrasos o se hace esperar a los lectores. Es algo muy normal hoy en día, ya que no hablamos de un manga veterano con una base de fans totalmente fiel y es necesario causar el mayor impacto en el menor tiempo posible (es algo que estoy notando en muchas otras obras, viendo como reciben media docena de tomos en menos de un año cuando las veteranas suelen ir bastante más lentas).
Por suerte para One Punch Man, todo indica que en uno o dos tomos más (estamos ya por el decimotercero) se va ganar un puesto fijo en la dura competencia que es el manga juvenil/adulto.


El protagonista y, durante los primeros tomos, único punto central de la trama, es Saitama, un hombre que dedica todo su tiempo a la labor de superhéroe en un mundo que cada vez sufre más ataques de monstruos y criaturas desconocidas. Sin embargo, no estamos ante el clásico héroe valeroso de presencia imponente y moral intachable, sino ante un tipo que no tiene nada mejor que hacer en la vida y se pasea por ahí soltando mamporros a todo bicho que se le cruce porque se aburre sobremanera, vistiendo un traje ridículo y exhibiendo su cada vez más famosa calvorota (una broma recurrente). 
Pero Saitama no es un simple hombre ridículo, sino el humano más poderoso que camina sobre la tierra. Es invulnerable, posee unos reflejos imposibles y, como el nombre de la obra indica, elimina cualquier amenaza de un golpe. Aquí es donde desaparece la falsa emoción del protagonista, ya que desde el primer capítulo se nos deja muy claro que en One Punch Man no vamos a ver sufrir al personaje principal y de esta forma se establece tanto la parodia (a los superhéroes por su "ocupación" y al manga por su poder) como la comparación con el resto de personajes que se van presentando (la invulnerabilidad de Saitama es rara dentro de la propia obra).

Los primeros capítulos nos muestran algunas peleas sueltas para introducirnos en la trama general y darnos a conocer un secundario de gran importancia. Todo lo que vemos son estereotipos o exageraciones para que la fuerza y apariencia del protagonista se burle de aquello que representan (siempre desde el buen hacer, no hay críticas destructivas ni directas) hasta que comienzan los arcos argumentales más serios, yendo cada vez más lejos en complejidad hasta llegar al que se desarrolla actualmente en el manga y que presenta muchísimas cosas nuevas y originales.
Hay un montón de personajes además de Saitama, todos con diseños y personalidades muy marcadas y claramente pensadas para funcionar a largo plazo y establecer comparaciones con el calvo imparable. Puede que vengas por la emoción de ver al prota destrozando gigantes con un dedo, pero te quedas por el héroe débil que no duda en arriesgar su vida por desconocidos, la mujer con poderes espectaculares y un complejo de inferioridad tremendo o el joven que aprende ser más humano al fijarse en cómo Saitama ve el mundo. No está mal para una parodia, ¿no?.


Personalmente, creo que una de las mayores virtudes de esta obra es la representación de los diferentes aspectos humanos que se hace a través de los héroes, siendo Saitama el que más aporta en este sentido. Es una persona apática y aburrida, que ya no encuentra emoción ni siquiera en los combates contra seres que parecen sacados del inframundo, se trata de alguien que reacciona más cuando se pierde las ofertas del supermercado que cuando sufre el ataque de un insecto gigante. Tiene poder para ser cualquier cosa, pero sus motivaciones son tan humanas que al final no es nadie, simplemente un adulto que dedica su vida a corretear por ahí con una capa ridícula sin ser siquiera consciente de que cada vez que se la pone salva al mundo. 
Ignoro si ya era así en el webcómic original o se le ha dotado de profundidad en el manga, pero me encanta tener un personaje semejante en un género que suele tirar demasiado de protas únicos y especiales capaces de todo y con una voluntad de hierro. Saitama podría patear a Goku y reírse de Superman, pero es mucho más humilde que ellos y su modo de vida resulta bastante más mediocre en comparación (no tiene dinero, fama, familia, ambiciones....).

Puedo recomendar One Punch Man por muchas razones. Es entretenido, gracioso, tiene un dibujo perfecto (creo que se usan técnicas digitales que le quitan algo de mérito, pero no estoy seguro) y, tranquilos, toda esa profundidad de la que he hablado es algo que se suele leer entre líneas, sin escenas emotivas ni flashbacks innecesarios como hacen otras obras. No es la obra perfecta, ni siquiera se puede colocar entre los grandes de toda la vida y es muy posible que no trascienda generaciones como han hecho otros, pero no parece que sea esa su intención.
No se pierde nada por no leerlo, ni tampoco de gana mucho por leerlo, pero sí que es importante recordar una cosa. Bajo la superficie hay mucho más de lo que parece.

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