lunes, 17 de agosto de 2015

[Análisis] La Tierra Media: Sombras de Mordor (2014)



Tenía sentimientos contradictorios hacia este videojuego que tanto me había llamado la atención. Me atraían muchísimo su ambientación y su temática, ya que he sido un gran fan de la obra de Tolkien desde niño, pero sus mecánicas me parecían demasiado similares a las de los Batman: Arkham o los Assassin`s Creed (algo que se confirmó con ver un par de vídeos y leer varios análisis) y, aunque estas sagas me gustan, su jugabilidad ya empieza a resultarme algo pesada.
También tuve muy en cuenta que su versión de Ps3 resultó ser injugable, como ha pasado con varios juegos desarrollados tanto para la antigua generación como para la actual (algo que me parece vergonzoso).

Finalmente, tras informarme un poco sobre la existencia (o, en este caso, ausencia) de fallos en su versión para la actual generación de consolas, decidí adquirir la GOTY Edition (Edición Juego del Año, con todas sus expansiones y contenidos adicionales como trajes, armas....) de La Tierra Media: Sombras de Mordor.
Tras una importante cantidad de horas invertidas, así como la obtención de todos y cada uno de los trofeos que tiene el juego (incluidos los de las dos expansiones), tengo que decir que ha sido una compra realmente excelente.




La historia de Sombras de Mordor nos sitúa en algún punto entre los hechos ocurridos durante "El Hobbit" y "El Señor de los Anillos", es decir, en la época en que Sauron preparaba su regreso. 
Encarnamos a Talion, el capitán de un ejército de montaraces que custodian la Puerta Negra de Mordor en el momento en que el Señor Oscuro decide emprender su campaña contra los Pueblos Libres de la Tierra Media. Esto acaba teniendo consecuencias fatales para Talion y sus seres queridos, pero, por suerte o por desgracia, un antiguo y amnésico espíritu elfo queda atado a su cuerpo, permitiéndole seguir "vivo" para así poder lograr los objetivos de ambos.
Talion deberá consumar su venganza mientras intenta devolver la paz a Mordor, mientras que el misterioso elfo tendrá que recuperar sus recuerdos y hacer frente a su destino.

He preferido guardarme el nombre de este elfo, ya que cualquiera con conocimientos en la obra de Tolkien podrá reconocerlo y eso implica desvelar muchas cosas del argumento, ya que conocer su nombre es una de las bases del juego.
Es más, este personaje es tan importante que, una vez descubramos su identidad, nos daremos cuenta de lo increíblemente importante y arriesgado que es el argumento de este juego, aunque también que se aleja demasiado de lo que conocemos y quizá deberíamos considerarlo una historia alternativa.



La jugabilidad me ha parecido soberbia, algo bastante curioso si tenemos en cuenta que, como he mencionado al principio, está basada en dos sagas que me cansan un poco precisamente por ese aspecto. Quién sabe, a lo mejor es que la ambientación de Mordor me anima más.
Controlar el cuerpo que comparten Talion y el elfo es una extraña y efectiva mezcla entre el sigilo y combate de Batman (saga Arkham) y la habilidad de escalada y exploración de Ezio (Assassin´s Creed), con el aditivo de que todos los seres vivos del juego son hostiles y no tenemos restricción alguna a la hora de aplicar la violencia. Suele pasar cuando caminas por una tierra plagada de orcos cuya reacción automática al verte es avisar al resto e intentar matarte.

Podemos usar tácticas de sigilo, atacar con nuestro arco o desenfundar la espada y lanzarnos al combate directo, todo ello muy intuitivo y cada vez más original y completo gracias al sistema de desbloqueo de habilidades. Talion y su compañero poseen dos arboles de habilidades cada uno y debemos decidir cuales vamos a comprar (con puntos que ganamos haciendo prácticamente cualquier cosa) en función del estilo de juego que más nos guste. Mientras que el montaraz es mejor en cuanto a la habilidad con la espada o la daga (combate directo y sigilo), el espíritu puede aprender poderes sobrenaturales muy útiles como mejorar el arco (que es mágico), domar a las bestias e incluso dominar a los propios orcos.
Cabe destacar que las habilidades del espíritu suelen tener el requisito de haber avanzado hasta puntos concretos de la trama, ya que están relacionadas con sus recuerdos.



Tras la primera media hora de juego ya tendremos una libertad casi total para explorar Mordor, aunque estaremos limitados en zonas (la segunda mitad del juego nos lleva a otra zona de Mordor totalmente diferente) y en desafíos (para muchos de ellos nos piden ciertos poderes del elfo, que requieren avanzar en la historia obligatoriamente).
Hay coleccionables tanto para ahondar en el pasado del elfo como para que podamos ponernos en situación y entender lo que sucede en la región, muchas pruebas para mejorar nuestras armas (diez por la daga, diez por la espada y diez por el arco), desafíos de supervivencia en los que tenemos que encontrar ciertas plantas e incluso cazas de las bestias más peligrosas de Mordor. Todos ellos con su correspondiente recompensa en puntos de experiencia, algo que me parece un pequeño "fallo", pues los que somos muy completistas y disfrutamos explorando alcanzaremos el nivel máximo de Talion mucho antes de terminar el juego.

Debo mencionar el Sistema Némesis, en mi opinión uno de los mejores aspectos del juego. Consiste en "controlar" la jerarquía del ejército orco de Sauron, de forma que se nos ofrecen diferentes misiones (ilimitadas) en las que uno o varios capitanes orcos pueden ganar o perder prestigio en función de nuestra participación en la actividad que estén desarrollando en ese momento.
Si hay un capitán cazando bestias para demostrarle al resto su liderazgo, podemos aparecer por sorpresa y matarlo, manipular la situación para que las bestias le hagan huir o ayudarlo (no nos lo agradecerá) para que los suyos lo vean como un gran cazador y gane más poder. Además, cuando un orco genérico nos mata, asciende automáticamente.
Esto resulta sumamente adictivo porque cada líder orco tiene su propia caracterización y habilidades especiales cuando asciende, por lo que puedes personalizar completamente a los enemigos si dedicas unas horas a las misiones de ascenso y/o a dejarte asesinar (no tiene la más mínima penalización).



El apartado gráfico de Sombras de Mordor es genial, y no he notado ningún problema de ralentizaciones o bajadas de fotogramas por segundo pese a ser un escenario relativamente abierto y con muchos detalles. No es un videojuego que pueda presumir de tecnología punta, pero tampoco falla en nada.
El sonido, en general, es otro punto a su favor, con un doblaje a nuestro idioma muy satisfactorio (para el estándar español, claro) y varias melodías basadas en la banda sonora de las películas de El Señor de los Anillos, aunque a veces introducen temas exactos a los de las adaptaciones y parece un poco forzado. También he echado de menos algún tema más emocionante para las situaciones tensas y de combate, momentos en los que el apartado sonoro del juego no destaca en absoluto.

Como es lógico, no es un videojuego exento de fallos. El mayor de ellos es que a la larga puede resultar muy repetitivo, tara que comparte con sus "padres adoptivos" (los juegos en los que se inspiran sus mecánicas de juego). A mí me empezó a cansar cuando empecé las expansiones (una en forma de precuela y bastante interesante, la otra totalmente prescindible), pero podría pasar mucho antes.
Otro fallo es que en cuanto aprendemos a controlar bien a Talion y adquirimos los poderes principales del elfo somos imparables y el juego se vuelve insultantemente fácil (la única forma de que un enemigo nos cause problemas es soltar el mando). A esto no le ayuda que las misiones finales del juego sean las más sencillas y simples de todas.
La Tierra Media: Sombras de Mordor es un gran juego, y estoy a la espera de que anuncien una segunda parte o, al menos, un titulo similar en ambientación y jugabilidad, pero mejorando todas esas cosas que pueden llegar a cansar a muchos jugadores.


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