lunes, 28 de septiembre de 2015

[Análisis] Metal Gear Solid V: The Phantom Pain (2015)


No me considero precisamente un "fan" de la saga Metal Gear, pero he jugado a todas y cada una de sus entregas desde el primer título Solid, disfrutándolas mucho (algunas menos que otras) y estando siempre pendiente de las siguientes. Al fin y al cabo, es una de las sagas de videojuegos más carismáticas y exitosas de la historia.
Pese a las diferentes críticas que se ha llevado, tales como el exceso de cinemáticas (especialmente la cuarta entrega) o tener una historia algo sobrevalorada, la franquicia creada por Konami y el idolatrado Kojima fue capaz de dejar huella en mucha gente.

Había pensado esperar un tiempo hasta adquirir este "V", pero finalmente sucumbí a la tentación y realicé la reserva poco antes de su estreno oficial. Soy un jugador con bastante inmunidad al hype y las expectativas excesivamente altas ante nuevas entregas, más aún cuando se trata de juegos que hacen salir a la luz a toda una legión de fanáticos que no paran de llamarlos "los mejores videojuegos de la historia" antes de probarlos.

Supongo que hice bien, en parte, porque Metal Gear Solid V no me ha decepcionado, pero claro, yo no tenía apenas expectativas puestas en él. Hay diferentes maneras de interpretar eso.


Antes de nada, y con uno de los principales puntos negativos por delante, el argumento de The Phantom Pain está más fragmentado que la política española. Tenemos el prólogo, Ground Zeroes, vendido aparte como si de otro juego de la saga se tratase (después de haberme pasado ambos puedo decir, sin lugar a dudas, que jugar a TPP sin tener GZ te hace perder pistas y detalles imprescindibles), en el cual Big Boss (primer antagonista de la saga, convertido en prota durante las precuelas) tiene que rescatar a Paz y a Chico (dos personajes conocidos en el Peace Walker de 2010) mientras su base de mercenarios, la Base Madre, es atacada por una organización desconocida.
Tras unos funestos acontecimientos, nuestro personaje despierta ya entrado en la trama de The Phantom Pain, listo para, bueno, avanzar. Son muchas las motivaciones que nos querían meter en los trailers del juego, pero no nos engañemos, en ningún momento nos sentimos parte de una gran historia ni atrapados por una gran trama (y el grueso del asunto se nos cuenta con audios opcionales). Creo que a algunos de los más puristas no les hará gracia este enfoque.

Pero aún queda lo mejor, una sorpresita que únicamente los que nos hemos pasado el juego tenemos el placer de descubrir. Metal Gear Solid V está sin terminar. Se compone de un primer capítulo, cuya mediocre historia queda todavía en peor lugar debido al sistema de mundo abierto (que explicaré más adelante), un segundo, dividido en misiones incoherentes y repeticiones de las que ya habíamos completado, y después una misión secreta para los más viciados que nos dice, simple y llanamente, que no nos han vendido toda la historia del juego (es más, los compradores de la edición coleccionista tenían acceso a parte adicional del juego que quedó a medio hacer).
Lo más llamativo de la franquicia Metal Gear, su historia, es una de las peores cosas de su última entrega.


La jugabilidad de MGSV también se aleja un poco de la mayoría de entregas de la saga, aunque el planteamiento es bastante interesante. Tenemos un sistema de mundo abierto, con sus grandes extensiones de terreno, misiones secundarias, recogida de recursos.....todo ello sin dejar de lado el sigilo y la infiltración. Y aquí es donde el control de Venom "Punished" Snake (nuevo nombre en clave del protagonista) se divide y deja ver las dos caras de una misma moneda.
Llevar a este Snake nos permite realizar casi cualquier acción y una vez metidos en una misión es algo que se disfruta muchísimo al unirlo con la casi perfecta Inteligencia Artificial enemiga (se adaptan a cada situación, toman medidas en función de tus acciones durante todo el juego, piden refuerzos.....pero deberían ir al oculista). Todo el control es muy intuitivo (excepto, quizás, al arrastrarnos por ciertas superficies), y no creo que haya muchos juegos capaces de igualar a TPP en cuanto a la infiltración y las sensaciones derivadas de ello (también se puede jugar a saco y pegando tiros, pero el juego penaliza enormemente semejantes acciones excepto en partes muy concretas).
Ciertas misiones principales de la trama son intensas, emocionantes y bastante complicadas si quieres ser sigiloso y completar todos los objetivos opcionales (una forma más de alargar el juego).

Fuera de las misiones principales o de bases enemigas........el juego es menos digno de alabanzas. El componente de mundo abierto y misiones opcionales ocupan una cantidad importante de horas de juego (el título puede durar bastante más de cien) y al final acaba mostrándose un poco dejado.
Los mapeados están demasiado vacíos, con pocos detalles, ningún evento aleatorio y localizaciones que visitaremos mil veces. Los medios de transporte son, o un caballo cuyo control no se acerca en nada al de Red Dead Redemption o The Witcher 3 (estos dos precedentes hacen recomendable pensárselo muy bien antes de incluir caballos en un juego) o vehículos que se conducen de forma extremadamente anticuada y artificial.
Misiones secundarias muy repetidas (una docena de versiones de cada una, que no intentan enmascarar), con nula profundidad (lo típico, ve allí y rescata a tal persona o recoge tal cosa) y que nos llevan una y otra vez a las misma localizaciones.


Otro aspecto del juego que se ha llevado muchas críticas, aunque a mí me ha parecido una apuesta bastante buena, es la gestión de nuestra Base Madre, el centro de mando desde el que dirigiremos nuestro ejército mercenario y un lugar de paso entre misiones.
Sus funciones son dar trabajo a todos los soldados que vayamos reclutando a lo largo del juego (el objetivo secundario por excelencia de The Phantom Pain en todas las misiones), desarrollar todo tipo de objetos (armas, trajes, accesorios.....), darle una ducha a nuestro prota (la sangre y la suciedad se notan en el aspecto de Venom Snake) y, en ocasiones, obtener detalles de la trama.
Debemos ir ampliando este lugar con los puntos y recursos que obtengamos al hacer misiones, para así aumentar el límite de personal, habilitar nuevos desarrollos y mejorar nuestra recolección de ciertos materiales (cuanto mejor sea la Base Madre, más rápido obtendremos recursos con los que mejorarla).
Es entretenido, complejo y proporciona muchas distracciones. Pese a sus fallos, me parece uno de los puntos a favor del juego.

Otro es el potencial técnico, tanto en gráficos como en sonido. Este MGSV entra por los ojos y los oídos, y tarda en volver a salir. Los modelados, detalles, efectos atmosféricos....todo está muy cuidado y resulta considerablemente realista. Jugándolo desde el primer día no me he topado con ningún bug y eso es algo excepcional en los tiempos que corren. En el plano sonoro todo tiene su propio efecto de sonido característico, desde el clásico ruido de sorpresa al ser descubiertos hasta los pasos, voces, disparos, música (incluso podemos ponerle auriculares a Snake para que escuche canciones famosas como The Final Countdown o Take On Me).
La atención a los detalles es primordial para un juego de sigilo, y en The Phantom Pain lo han tenido muy en cuenta en estos dos aspectos.


Como jugador de la saga, lo que más he echado de menos han sido las críticas, los mensajes por la paz, el honor, la libertad......cosas que no he visto en mis más de cien horas jugadas.
Seguramente sea el Metal Gear que más crueldades nos muestra y el que peor las utiliza para darles significado. Torturas, experimentación humana, niños soldado, organizaciones que se venden al mejor postor......y no he visto grandes discursos, frases grandilocuentes o monólogos profundos de mi personaje.
Éste y otros fallos (o ausencias) argumentales son "explicados" al final del juego, con unas escenas y unas conversaciones que, desde mi punto de vista, son una forma descarada de reírse de todos y cada uno de los jugadores de MGSV. No puedo mencionarlas en absoluto, pero pocos son los que no se han sentido decepcionados.

No estamos ante un mal juego, pero tampoco ante uno de los grandes de la industria. Metal Gear Solid V: The Phantom Pain no se merece los fans que tiene, ni las notas que se le ha dado (no se que ha pesado más, si el nombre de la saga o el dinero, pero pocos analistas se han mojado de verdad). Merece cierto reconocimiento, ya que no deja de ser un juego largo, entretenido y visualmente alucinante, pero hace aguas por muchos agujeros. Y si lo he notado yo, no quiero ni imaginarme cómo habrá sido para aquellos con las expectativas muy altas.
Este V merece la pena, pero no más que muchos otros videojuegos.

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