Fue difícil hablar sobre el manga, pero más difícil es hacerlo sobre sus adaptaciones al mundo de los videojuegos. Dragon Ball no nos conquistó únicamente mediante tomos y episodios de televisión, también se ganó un puesto privilegiado en las consolas al ser una franquicia que se adapta prácticamente sola al género de la lucha. Horas y horas en casa de los amigos, jugando sin parar y sin síntomas de aburrimiento a los Budokai y Budokai Tenkaichi de Playstation 2, títulos que todos recuerdan con excesivo cariño incluso habiendo abandonado la afición de los videojuegos.
Han pasado casi diez años desde que esa época quedó atrás y, sin embargo, muchos se niegan a desprenderse de ella. Abundan aquellos que demandan un videojuego de Dragon Ball con cientos de personajes y centrado totalmente en una historia "original" repleta de fan service (aunque en los ya mencionados títulos había historias "What if?", lo cual me resulta irónico). No se acaba el debate entre calidad y cantidad, entre el progreso y la negación, entre dejar que el fan service fluya solo o convertir en una burla un término que ya es bastante burlesco.